José Luis Ceja Guerra / La Voz de Michoacán Jiquilpan, Michoacán. En la intención de que las nuevas generaciones de jiquilpenses conozcan el valor histórico de este municipio el Consejo de la Crónica del Municipio de Jiquilpan y las autoridades locales colocaron la placa alusiva a los mártires sacrificados durante la Guerra de Independencia por las fuerzas realistas en lo que es ahora el Jardín Lucía de la Paz al norte de la población. Lo anterior, se señaló, constituye un acto de justicia histórica por los hechos ocurridos durante la Guerra de Independencia que tuvo en Jiquilpan un episodio que aún es recordado por los lugareños con un sabor amargo de indignación; estos episodios, que se contaron de generación a generación hasta volverse leyendas de heroísmo y amor filial. Por los años de 1811 a 1813, pues no se puede precisar la fecha, pasó un jefe español de apellido Del Río a Jiquilpan con el objeto de quintar los hombres que hubiere en el lugar que tenían fama, bien conquistada, de amor a los insurgentes. Siguiendo ese bárbaro método de elegir las víctimas se mandó que fuesen pasados por las armas cuarenta y tantos hombres entre los cuales se encontraba el anciano Juan Bautista López que tenía una numerosa familia. Antes de que amaneciese el día de la ejecución, un hijo del señor López llamado José, se presentó al jefe Del Río ofreciéndose para ser fusilado en lugar de aquél (su padre); el realista aceptó con toda calma y a pocas horas el cadáver del joven José López figuraba entre los de sus infortunados compañeros. Parte de los vecinos de Jiquilpan, a quienes la suerte designó a morir, fueron colgados en el punto que ahora se llama de Los Ahorcados, en recuerdo de ese hecho; y a los otros se les fusiló en el paraje que lleva el nombre de Arroyo de los Muertos, que es también recordatorio de esas sangrientas ejecuciones Respecto al sacrificio de José Bautista López, la historia discrepa en varias direcciones pues mientras Álvaro Ochoa Serrano en su libro Jiquilpan-Huanimban, una historia confinada, señala al jefe realista Del Río, como quien ordenó el fusilamiento y ahorcamiento de los jiquilpenses; otro cronista local, Jorge Martínez Villaseñor en Jiquilpan Histórico y Tradicional acredita el episodio de Los quintados al general realista Pedro Celestino Negrete a principios de 1811. “Amén de otros actos, hubo represalia realista al festejo insurrecto. Manuel del Río, con una fuerza numerosa rodeó la población e hizo prisioneros como a un centenar de vecinos, los más de ellos mulatos e indios, tras quintarlos, tomando uno de cada cinco, les dio muerte” cita Álvaro Ochoa. Entrega también el historiador la lista de los jiquilpenses quintados en esa ocasión: Ignacio Salceda, Ignacio Baca, Ignacio Sánchez, Esteban Crisanto, Francisco Hernández, José María Lázaro, Pedro Celestino, José Domingo Ocaranza, Andrés Domingo, Agustín Jaso, José María Ramírez, José Barajas, Cayetano Bernal, José María Bustos, Gabriel Bautista, J. María Ceja, Santos Vera e Ignacio Cuellar: “Diez y ocho señalados fueron ahorcados en los árboles de un punto que está al norte y que aún lleva el nombre de Los Colgados”. Los datos aportados por ambos escritores permite establecer a ciencia cierta que el sacrificio de José, al intercambiar el lugar con su padre a la hora de la muerte, fue verdadero. Se ha podido establecer que, en efecto, en los primeros años de la Guerra de Independencia el método de quintar fue utilizado de manera sistemática como una táctica de guerra; se ha establecido también la existencia histórica de los quintados ejecutados por el realista Manuel del Río así como el paso de Pedro Celestino Negrete por Jiquilpan durante el primer año de la lucha de Independencia.