Riesgos de salud en traslado de la carne en Sahuayo

La Voz de Michoacán. Las últimas noticias, hoy.

Foto: Cortesía. Ganaderos de municipios como Villamar, Jiquilpan y Marcos Castellanos han venido denunciando también un incremento en el abigeato.

José Luis Ceja/La Voz de Michoacán

 

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Sahuayo, Michoacán. En riesgo permanente la salud pública debido al consumo de carne de hatos locales que no cumple con los más elementales estándares de higiene en cuanto a prácticas de sacrificio, traslado y venta.

Lo anterior de acuerdo a especialistas de  salud consultados quienes refirieron que las prácticas en diversos puntos de la cadena de comercialización de carne de res y cerdo constituyen un grave riesgo para la salud pública ante la inoperancia de diversas dependencias municipales como direcciones de Salud, Desarrollo Agropecuario y Administraciones de Mercados en los municipios de Jiquilpan, Sahuayo, Villamar y Venustiano Carranza.

Destacaron que en casos como Villamar ni siquiera se cuenta con un rastro por lo que el sacrificio de las reses se hace en las peores condiciones posibles en potreros o patios de particulares; en casos como Venustiano Carranza y Jiquilpan, donde sí existen rastros, el traslado de la carne de los centros de sacrificio a los mercados se hace en vehículos abiertos con lo que el cárnico se traslada prácticamente a la intemperie con los riesgos que esto representa en tanto que en Sahuayo el problema lo representa el mismo centro de matanza en el que prevalece una verdadera anarquía.

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Sin embargo, destacan que el problema común en materia de riesgos de salud que comparten los cuatro municipios tiene su raíz en la alimentación de los hatos toda vez que la mayoría de los animales que son sacrificados son alimentados con pastos cercanos a los drenes de riego y descargas de aguas negras que son sus principales abrevaderos también.

A través de esta práctica de crianza, los ganaderos intentan reducir los costos de mantenimiento del ganado lechero al complementar la dieta de estos animales dejándolos vagar por los bordes de las carreteras y en las cercanías de arroyos, ríos y drenes.

Ganaderos de municipios como Villamar, Jiquilpan y Marcos Castellanos han venido denunciando también un incremento en el abigeato cuyo producto termina también ya en los rastros locales o rastros clandestinos y finalmente en la mesa de los consumidores quienes ignoran procedencia, alimentación y prácticas sanitarias de la carne que consumen.

En ese sentido, destacaron especialistas de la salud del sector público y privado, la escasa capacidad operativa de las dependencias oficiales encargadas de verificar este tema ya sea en el ámbito estatal y el local ya que las direcciones municipales de salud y mercados no han prestado siquiera atención a este tema puesto que están más inmersos en temas administrativos y políticos y la mayoría de las veces los perfiles profesionales de quienes ocupan estas direcciones no corresponden con la labor que deberían desarrollar.

En este estado de cosas, prácticamente toda la cadena de producción y consumo de carne es susceptible de ser portador de enfermedades pues existen riesgos desde la alimentación de los animales al pastoreo libre y consumo de aguas negras; riesgo durante el sacrificio y evisceración en rastros que no cumplen las normas o patios y establos clandestinos y riesgos en el traslado de la carne a los mercados y centros de consumo.