Antonio Ramos/La Voz de Michoacán Apatzingán, Michoacán. En momentos en que el proceso electoral se encuentra en su apogeo y los candidatos –todos- repiten una y otra vez los buenos propósitos que en materia tienen, la ciudadanía reprueba el discurso oficial y la percepción que desde los informes institucionales se hace pública. Para el ciudadano común y corriente, es poco o muy poco lo que en materia de seguridad se ha hecho: “tener más patrullas, en listar un número mayor de policías, construir cuarteles policiales, instalar cámaras de video vigilancia o establecer centros de inteligencia, es reconocible pero no es la solución para enfrentar el grave problema de inseguridad que se vive a lo largo y ancho del territorio estatal y nacional. Para el ciudadano común y corriente, al que nunca se le pregunta nada solo se le impone, la estrategia de seguridad diseñada por el estado y la federación ha sido un total fracaso pese al discurso que en ese sentido se vierte por las instancias de gobierno. “Una cosa son los números, la estadística y otra muy diferente es la realidad”. La realidad que se vive de manera cotidiana en el sótano de la omisión y la tolerancia gubernamental. De esa realidad que mantiene en zozobra y temor al conjunto social. De esa realidad que despoja al ciudadano de sus bienes, que secuestra, que cobra plaza, que extorsiona, que ha obligado a muchos ciudadanos a replegarse, a cerrar sus negocios ante la impunidad con que actúan los grupos delincuenciales y la tolerancia de la flácida justicia. De esa realidad, que es exigencia y reclamo social. De esa realidad que molesta y obliga al ciudadano a manifestar su enojo frente a las instancias de gobierno que solo justifican y se lavan las manos. De esa realidad, realidad que asfixia, que impide el desarrollo porque nadie se atreve a invertir, de esa realidad que condena a vivir desempleado y a convertirse –por necesidad- en “carne de cañón del crimen organizado. De esa realidad que ya no quiere guardar silencio, que quiere ser atendida y ya no más justificada. En el Valle de Apatzingán la riqueza brota, no se cosecha solo lo que no se siembra, no obstante la pobreza, la miseria, el rezago y el abandono social cobijan la realidad de miles de hombres y mujeres que carecen de una oportunidad. El campo está abandonado, los productores se la juegan solos, hacen lo que pueden, en tanto el campo obligado por las circunstancias se convierte en un nidal de pobreza y marginación social. Así, en sondeo realizado con diversos actores sociales de esta zona de Tierra Caliente seestableció que el gobierno no ha sabido estar a la altura de las exigencias del pueblo ni mucho menos ha sabido dar cumplimiento al mandato de ley. Al respecto, Rafael Eduardo Gámez Guillaumín, abogado litigante; Eleazar Carrillo Quezada, periodista; Silvano Quezada Zamora, Ingeniero Perito Valuador; Roberto Reyna Pastenes, Ingeniero y Agricultor; Saúl Barajas Aguilar, Abogado Litigante y José Elpidio Arreola Bonilla, político; coincidieron en señalar que en tanto no se ataque el fondo del problema de la inseguridad –empleo e inversión- los índices de inseguridad crecerán aún más. El Gobierno en sus tres niveles está rebasado, las estrategias de seguridad son solo paliativas, dijeron. En tal sentido y a pregunta expresa, los entrevistados señalaron que los cuarteles policiacos recién inaugurados por el Gobernador Constitucional Silvano Aureoles Conejo en diversos municipios de la entidad, y muy particularmente en Coalcomán y Apatzingán, son reconocibles por el monto de sus inversiones, pero al final solo son buenos deseos de su gobierno. En ese contexto, destacaron que el asunto de la inseguridad es un tema complicado, un tema que tiene diversas aristas y que debe ser tratado desde el fondo de su origen, es un tema al que no se le puede sacar la vuelta, pues los altos índices de pobreza, miseria y marginación que se viven en esta región como en muchas otras de la geografía nacional, son la causa principal de la inseguridad y violencia que agobia al conjunto social. Para más información checa nuestra edición impresa del 2 de mayo.