Arturo Molina/La Voz de Michoacán Michoacán. La línea divisoria entre Michoacán y el Estado de México separa algo más que simples territorios políticamente divididos: marca la diferencia entre los recursos que se aportan para la manutención de los bosques productores de agua, madera y el pago de servicios ambientales para la sustentabilidad de los medios naturales. Y es que mientras en el Estado de México se pagan casi mil 600 pesos por hectárea de bosque a los propietarios de los ejidos al año, a sólo unos cuantos kilómetros de distancia, en Michoacán, se pagan 380 pesos, los cuales, con el apoyo del gobierno de esta entidad, logran llegar apenas a los 800 pesos. Lo anterior no ha pasado desapercibido para los ejidatarios del Oriente michoacano y otras partes del estado, quienes han alzado la voz por la falta de apoyo por parte de las autoridades. Para el cuidado de los bosques se requieren patrullajes para erradicar la tala clandestina, la renovación de los núcleos forestales, la atención a las plagas y otros gastos que han dejado de ser sustentables para los dueños.