Eduardo Ruiz Muñoz / La Voz de Michoacán. La Piedad, Mich.- Prácticamente no existe paso alguno que permita el tráfico vehicular de Michoacán hacia Guanajuato, lo que ha ocasionado millonarias pérdidas económicas al comercio local y empresas nacionales que por estas vías transportan sus mercancías y materias primas. Son miles de automovilistas los que se encuentran varados en las carreteras que confluyen a La Piedad y Santa Ana Pacueco, por los bloqueos que mantienen los campesinos de la región como una medida para presionar al Gobierno federal por la difícil situación que se vive en la zona, considerada como el granero de México. Y es que aquí, en la Cuenca del Lerma donde la producción agrícola de Michoacán y Guanajuato es comparable en volumen únicamente con la de Sinaloa y Tamaulipas, el precio de compra para el maíz blanco está situado en 2 mil 700 pesos por tonelada, lo que representa una catástrofe financiera para el sector agrario. “Todos los que estamos aquí, estamos endeudados y lamentablemente le debemos el dinero a los mismos que ahora no nos quieren pagar un buen precio. Pagamos intereses de hasta 15 por ciento mensual a las empresas del grupo Nu3 y resulta que ellos mismos son lo que establecen el precio del grano así de bajo”, argumentaron los agricultores plantados en Santa Ana Pacueco. Mientras los labriegos exponen sus argumentos una y otra vez, algunos de los transportistas se quejan de las circunstancias, pues tienen que llegar a su destino y algunos llevan más de 36 horas, varados en la carretera, sin alimento. Existen familias que están refugiadas en camarotes de camiones. Otros, soportan el calor bajo los árboles e intentan dormir, mientras se comunican con familiares para solicitar les depositen algo de dinero. “Lo bueno es que caminando llega uno a La Piedad o a Santa Ana y puede ir al banco, pero hay camiones cargados con jitomate, leche y otras mercancías que se han echado a perder”, dijo Sabino Márquez, camionero que tenía que haberse reportado en Zamora desde el miércoles en la tarde. Hay niños, adultos mayores y personas de todas las clases sociales esperando que se les permita el paso para llegar a su destino. Cientos de trabajadores y estudiantes han recorrido distancias de hasta 10 kilómetros a pie, con la finalidad de llegar a sus viviendas.