Omar Cuiriz / La Voz de Michoacán
“Los lugares en los que se establece y florece la mafia son donde el Estado no está. El crimen aprovecha siempre la soledad de su objetivo. Cuando está solo, lo golpea. Cuando está unido, nunca.
Donde el Estado no está, ante la ausencia del interés de las autoridades y el poder público, hay siempre intereses particulares que tratan de apoderarse e imponerse.
Si el poder quiere, puede. Pero es evidente que la seguridad no se puede lograr sólo con la Policía, sino que es necesario que toda la población, el gobierno, la Iglesia y todas las autoridades, crezcan en su conciencia social”.
En Aguililla y en las localidades que se alzan a los costados de la carretera hacia Apatzingán no pasa un solo día sin que se corten los accesos o sin que las balas pasen muy cerca. Cada que hay ánimos de salir de las casas, se lanza una mirada nerviosa al horizonte.
Para salir de este municipio hay que tener suerte. Para quedarse, resignación. Aquí la esperanza sí fue lo último que murió, pero la esperanza hacía el gobierno, porque la fe hacia quienes han estado con ellos ha permitido mantener vivo el anhelo de que la violencia extrema puede terminar. Fue este último sentimiento el que logró reunir por unos minutos a familias enteras que han padecido la guerra del crimen organizado, la cual en los últimos años ha mostrado su lado más cruel.
Luego de meses de incomunicación, la mañana del 19 de abril de 2021, agentes de la Policía Michoacán entraron a la zona para vigilar y colocar filtros carreteros desde la comunidad de Cenobio Moreno, en Apatzingán, hasta la cabecera de Aguililla, siendo ésta y El Aguaje los focos rojos de esta guerra. Fueron 100 policías los que se desplegaron ese día anunciando que rescatarían la libre movilidad para garantizar el suministro de medicamentos, combustible y el transporte de mercancías.
De asegurar la paz no se habló. Sobre la libre convivencia entre los pobladores, tampoco.
-La paz es una petición desgastada y desdibujada de un futuro cercano por la complejidad de fenómeno. Una palabra que [casi] sólo usan los habitantes y que plasmaron en cartulinas para mostrarla unos segundos a una importante figura mundial de la religión católica.
-La libre convivencia, aunque sea por unos minutos, no la han garantizado los primeros uniformados, ni los que se fueron añadiendo hasta llegar a 250 efectivos. La fe fue la que logró reunir a familias que hace años se juntaban en las ferias y fiestas del pueblo. Esta fe no es dogmática, más bien nace en un pueblo abrumado, oprimido, olvidado y al que sólo le ha quedado creer o huir. Se cree en quienes, aun sin tener el poder de solucionar la bruma, se han quedado ahí mostrado que su vida les importa.
Días antes de que se anunciara la vigilancia en la zona, el gobernador del estado de Michoacán, Silvano Aureoles Conejo, arribó a Aguililla vía área para reunirse con el Grupo de Inteligencia Operativa de la Mesa de Coordinación para la Construcción de la Paz y la Seguridad. Él, como máxima autoridad del estado, hizo público en sus cuentas de redes sociales que “todo el mundo sabe lo que está pasando en Aguililla: violencia, una situación casi de guerra y bloqueos de carreteras. Ante esa situación, cualquier otro gobernador se hubiese quedado en Morelia, pero, a pesar de que me aconsejaban no ir, decidí dar la cara”.
El gobernador deja ver una realidad que ya se sabe, pero que resulta inauditamente normalizada: ni la máxima autoridad entra libremente a un territorio que prácticamente está fuera de su alcance pero que le corresponde administrar y procurar su desarrollo.
Deja ver sin inmutarse la larga ausencia, por una u otra razón, de policías y anteriores administraciones. Es decir, el abandono; el olvido de toda una población.
Y mientras los tres niveles de gobierno conciben visiones distintas para atacar la violencia y se enredan en lo que le toca a cada quien, operando finalmente acciones que mitigan parcial y superficialmente el arraigado fenómeno, la población queda en medio no sólo de confusas declaraciones oficiales, sino de las balas cruzadas entre grupos de los que ya no se sabe de cuál lado están, a quién obedecen y de dónde son.
Esta soledad a la que se han visto sometidos los pobladores de casi todas las localidades que existen en el tramo de Apatzingán a Aguililla y quienes sobreviven a los múltiples enfrentamientos entre grupos delictivos y emboscadas a policías y militares, como se ha atestiguado en múltiples videos y fotografías compartidas en redes sociales, forzó a dejar la tierra donde se nació para escapar a otros puntos del estado y el país, pero también buscando asilo político en Estados Unidos, como han informado fuentes al interior de la diócesis de Apatzingán.
Hace poco quedaban un 20 por ciento de los pobladores de El Aguaje, cuenta el obispo de Apatzingán, Cristóbal Ascencio: “Veo que algunos poco a poco han regresado. Les pidió a que lo sigan haciendo pues nada es como estar en la tierra que los vio nacer”, dijo durante la reciente visita del embajador del Vaticano en México, Franco Coppola.
“GRACIAS POR TENER EL VALOR DE SALIR DE SUS CASAS, GRACIAS POR TENER EL VALOR DE REGRESAR”
Cristóbal Ascencio, Obispo de Apatzingán
Con las noticias en la mayoría de los medios de comunicación mexicanos sobre ocho cuerpos mutilados en Aguililla (se sabe que en realidad fueron más de 20 los muertos, pero los decapitados fueron dejados ahí como un mensaje), el operativo de la Policía Michoacán, bloqueos y un ataque explosivo con drones, el nuncio Franco Coppola llegó la tarde del 22 de abril a Apatzingán, el punto desde donde partió a la mañana siguiente hacía los lugares donde se ha instalado la tragedia.
Expectativa, especulación y nerviosismo inundaron el ambiente. Había que recorrer poco más de 80 kilómetros. Se cruzaría por los escenarios donde se han desatado batallas, se han paseado monstruosos automóviles blindados, por pedazos de asfalto parchados múltiples veces, por donde pobladores han clamado ayuda y por caminos en los que el crimen ha grabado videos para difundirlos con claros mensajes.
No era una caravana común, pues en el recorrido se podría encontrar y esperar todo. Los únicos que acompañaban al representante del Vaticano y otras autoridades eclesiásticas eran autos de la prensa.
Reporteros y fotógrafos abrazaron el ánimo de que nada grave podía pasar, pues de lo contrario, la tragedia tendría un alcance internacional. Iban a testificar los rastros del crimen y a Franco Coppola pasando por ellos al tiempo que mencionaba un discurso de paz. Pero al salir de Apatzingán se topó con algo que con frecuencia se ignora y se pierde en el protagonismo explosivo de los cárteles: los rostros de la gente.
A lo lejos, puntos de colores amarillo y blanco brillaban a la orilla de la angosta y vieja carretera donde se alzan rancherías y pequeñas localidades; eran los habitantes con globos, cartulinas y gestos emotivos y sonrisas. Sus rostros no reflejaban la dureza de alguien que se ve obligado a vivir entre balas. Los gritos efusivos de bienvenida no encajaban con los gritos de horror escuchados en los videos que inundan las redes sociales cuando hay enfrentamientos.
“Bienvenido, gracias por venir”, “bendice a mi familia”, “paz”, “queremos paz en nuestro pueblo”, “bendito sea el que viene en nombre del Señor”, decían las cartulinas fosforescentes. Pequeños grupos de familias se juntaban para ver pasar al nuncio, mientras él se detenía unos segundos para bendecirlos.
El acto se repitió en los hornos, Cenobio Moreno, Pinzándaro, Catalinas, División del Norte, El Terrero, El Limoncito y otras pequeñas localidades, todas, campos de batalla de la disputa entre grupos antagónicos del crimen organizado y contras las fuerzas de seguridad.
Por unos instantes Coppola recibía la discreta euforia y a ratos observaba en las orillas del camino las estructuras de autos y camiones totalmente quemados con los que bloquearon caminos, también las piedras con las que se impide la entrada y salida tantas veces y zanjas parchadas.
EL AGUAJE
El Aguaje es la mitad del camino y donde la imponente Sierra Madre Occidental se deja ver con más claridad. Al llegar se confirma lo que se ha dicho de ella: un pueblo fantasma. La plaza que parte la carretera luce completamente sola. Las calles, sin niños jugando. Únicamente se asoma el castigaste sol de la Tierra Caliente. Al ambiente suspendido y de olvido que se percibe, se suman las siglas “CJNG” pintadas en bardas y fachadas rafagueadas con enormes hoyos y ventanas rotas que dejaron los rifles de alto poder y de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas.
Esta localidad es la más representativa del municipio de Aguililla. En los últimos años la huida de familias ha dejado a alrededor de 300 habitantes de los 15 mil que había hace un par de décadas, de acuerdo con información a que esta casa editorial tuvo acceso.
Ambos poblados viven la ola más violenta por la guerra de los cárteles. Es esa violencia y el desplazamiento forzado de sus habitantes lo que llamó al nuncio de México a visitar Michoacán, que, además, es uno de los estados con más víctimas de homicidios dolosos.
Por largos lapsos, tanto Aguililla como El Aguaje han sufrido un aislamiento obligado. Videos muestran los crudos enfrentamientos con armas como el Barrett calibre .50, capaces de tirar helicópteros. El instinto de supervivencia dicta dos cosas: huir cuando se pueda o quedarse y refugiarse hasta que se puedas salir.
Franco Coppola se reuniría aquí con pobladores, pero antes, tenía programada una eucaristía en la cabecera municipal.
AGUILILLA
Arribó poco antes de las 11:00 de la mañana. En la entrada, lo esperaban unas 50 personas junto al párroco y músicos de arpa, característicos de la región. Aquello fue una celebración, un motivo para gritarle al mundo que aún pueden organizarse para sentir algo distinto que la inseguridad y demostrar que en ese pueblo también se “sabe [y merece] cantar”.
Los pobladores vistieron ropa blanca y también llevaban globos como signo de paz. El nuncio emprendió una procesión hasta la explanada de la Escuela Primaria Josefa Ortiz de Domínguez, para ofrecer la misa por la pacificación de esta zona. A la caminata por las calles se fueron añadiendo decenas hasta que las personas congregadas llenaron casi dos cuadras. Apenas fueron las primeras, pues en la explanada ya lo esperaban otras tantas.
Cuando las autoridades de seguridad emprenden operativos, la gente no los recibe. Cuando llega a asistir un gobernador, la gente no asiste, a menos que sea para manifestarse y exigir una solución a la violencia y respuestas a por qué el abandono. ¿Qué hizo entonces que cientos se reunieran para escuchar una homilía?
Esta vez la religión ofreció algo que trasciende el ser católico y que ninguna otra autoridad les ha dado: desahogo. El propio nuncio confesó que ellos acuden para reafirmarse a sí mismos que aún queda alguien que los contempla, que está dispuesto a escuchar lo que han padecido y recibir palabras de aliento que ayuden a soportar el paso del tiempo.
Franco Coppola dedicó tiempo para oír los testimonios de las familias que más han sido afectadas o quienes han perdido a seres queridos por la guerra. Acto que no generan las autoridades del estado. Fue un desahogo mutuo. Ellos compartieron la crueldad y el nuncio les dio palabras de valor a través de pasajes bíblicos, mientras las cartulinas en manos de niños y ancianos reclamaban paz por todo el recinto.
No fue un sermón para intentar hacer creer a los escépticos.
Confesó que su visita es “para recordar a la gente que no están solos, que la Iglesia está con ellos y prueba de ello es el obispo y los párrocos que no han abandonado los templos”.
“No he venido a desafiar a nadie, sé lo que puedo y no hacer. No es la primera vez que visito un lugar así en el mundo”, señaló.
"La violencia se aprovecha del silencio y el silencio es dejar sola a la gente", señaló al contar que le sorprendía cuando los medios de comunicación no difundían la realidad pese a que “es importante que se testimonie la violencia porque los que hacen mal se aprovechan del silencio y lo que les beneficia es que nadie denuncie, que todos se callen. Si los medios se callan, hacen un favor a los ‘malos’, porque la gente se queda sola y quedándose sola nadie puede defenderla”.
“Nadie puede defenderse solo, tenemos que hablar con ánimo de lo que pasa y del valor de la gente”.
Reconoció que durante su visita nada era fácil, pero que la gente llegó y participó, “se le tiene que dar homenaje al valor de la gente que vino para conmemorar la misa, que se armó de valor y salió de sus casas”.
EL ABANDONO DEL ESTADO
El nuncio dijo claramente y sin titubeos que sí hay ausencia del gobierno en la zona de violencia.
Dijo que desconoce los hechos específicos en el estado, pero que, haciendo una analogía y aclarando que nació en Italia, una de las cunas de la mafia que se heredó malamente al mundo: “Sabemos que donde se implanta y florece la mafia es donde el Estado no está”.
“Donde el Estado no está y donde el interés y poder público no está hay siempre intereses particulares que tratan de apoderarse e imponerse”.
Por su experiencia en Italia, aseguró que si el poder quiere, puede, pero que es evidente que la seguridad no se puede lograr sólo con la Policía, sino que es necesario que toda la población, la Iglesia, gobierno, autoridades, todos crezcan en su conciencia social. Repitió que el crimen aprovecha siempre la soledad de su objetivo, cuando está solo lo golpea, cuando esta junto con lo demás, nunca.
“En estas ocasiones siempre asesinan a alguien que lo están dejando sólo, siempre la unidad hará la fuerza. Si el pueblo se une con la dirección de las autoridades y el acompañamiento de la Iglesia, nadie puede ganarle”.
Ante la insistencia de periodistas para que hablara sobre el estado, sin problema dijo que no está en la Iglesia decir si las autoridades son buenas o malas. Las autoridades son autoridades y sobre todo en un país como México [democrático], están elegidas por la gente, entonces, ¿quién soy yo para decirle a la gente de que se ha equivocado? La gente los eligió y tiene la posibilidad de confirmarlos si está contenta o de no confírmalos si no está contenta. Lo que la Iglesia tiene que hacer es ayudar al pueblo a ser valiente, a no vender su voto, a votar con su inteligencia, a no vender por unos pesos la paz y el desarrollo de sus hijos. Votar con consciencia.
Dejó en claro que no le corresponde a la Iglesia decir qué hacer o no, e informó que el actual presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, envió cartas al Vaticano para que a través de la religión se coadyuvara a cerrarle espacio al crimen, y recalcó que los párrocos no han abandonado las iglesias de sus pueblos, sino que es la autoridad civil la que ha abandonado a los ciudadanos.
Dijo que funcionarios del gobierno de Enrique Peña Nieto le pidieron que no hablara de la violencia que vive el país para que no se afectara al turismo, pero que él sólo escuchó el consejo pues no iba a callar y dejar que el crimen hiciera lo que quisiera con un pueblo solo.
“No está al alcance de la Iglesia organizar a la sociedad para interrumpir esta batalla, esta guerra. El mundo está en guerra, nosotros podemos meternos en ella, pero estamos al lado del campo de batalla para socorrer a los heridos, muertos y a la gente inocente implicada.
“Mi visita no es para desafiar a nadie, sólo es para hacer sentir a esta población que la Iglesia está cerca, ahí presente, que no están solos ni estarán abandonados. En estas situaciones la gente se queda sola, porque a veces las autoridades pueden o no pueden, quieren o no quieren y en medio la gente se queda sola y se siente sola.
“Yo, extranjero, que venía desde África, sabía que México era un país que tenía muchas riquezas y muchas cosas buenas, pero tenía dos cosas negativas: la primera era que había muchos pobres, a pesar de que hay mucha gente pudiente y con muchas posibilidades, hay también muchos pobres. Y la segunda es que haya una gran violencia, no se puede soportar que en un país haya 38 mil personas que sean asesinadas al año, y me sorprendió que cuando llegué a México no encontré en los medios noticias de estas cosas. De lo que pasó aquí en Aguililla se habló varios días después. y muy poco”.
LOS QUE HACEN EL MAL
Franco Coppola contó que en todos sus recorridos alrededor del mundo en lugares de alta violencia nunca ha encontrado a una persona que pueda etiquetar como “mala”, “estoy seguro que los que hacen tanto daño en Aguililla no son malos, sino son personas que han sufrido mucho. Varios son jóvenes engañados y forzados a reclutarse.
“Es un pueblo donde no hay trabajo pero sí mucha pobreza y los hijos tienen que migrar por la violencia. México no sólo tiene violencia de cárteles, sino muchas otras, por eso el papa Francisco invitó a toda la Iglesia a estar cerca de la gente, porque si se queda sola, está perdida y entregada a las fuerzas del mal”.
Franco Coppola contó que en todos sus recorridos alrededor del mundo en lugares de alta violencia nunca ha encontrado a una persona que pueda etiquetar como “mala”, “estoy seguro que los que hacen tanto daño en Aguililla no son malos, sino son personas que han sufrido mucho. Varios son jóvenes engañados y forzados a reclutarse.
“Es un pueblo donde no hay trabajo pero sí mucha pobreza y los hijos tienen que migrar por la violencia. México no sólo tiene violencia de cárteles, sino muchas otras, por eso el papa Francisco invitó a toda la Iglesia a estar cerca de la gente, porque si se queda sola, está perdida y entregada a las fuerzas del mal”.
“Estoy dispuesto a escucharles y a ofrecerles lo mejor que tenemos: el perdón de Jesucristo, pero sólo a quienes están arrepentidos y quieren cambiar su vida y desean acabar con el mal que hacen”.
“NUNCA NOS OLVIDEN”
De regreso en El Aguaje, decenas de personas de este pueblo fantasma y de tenencias cercanas volvieron a desafiar el miedo para encontrarse con el enviado del Vaticano. En esa ocasión se hicieron notar más los niños y niñas.
“Gracias por tener el valor de salir de sus casas, gracias por tener el valor de regresar. Hace unos meses quedaba un 20 por ciento de los pobladores y ahora veo que algunos poco a poco han regresado. Les pidió que lo sigan haciendo pues nada es como estar en la tierra que los vio nacer”.
Cristóbal Ascencio inició la misa diciendo que platicó virtualmente con los obispos del país, en un encuentro donde no se escondió la realidad que vive el pueblo y donde se enviaron ánimos. Luego de esta reunión, contó que el nuncio se puso en contacto con él para visitar la comunidad.
Los aplausos se hicieron escuchar cuando Ascencio dijo que Coppola "llegaba a ofrecer una misa por el pueblo que sufre y orar con ellos".
La imagen que no se olvida: Niños que a su cortísima edad ya conocen el mal radical y con cartulinas pidiendo paz.
En la celebración, una señora tomó la palabra:
“Estamos bien agradecidos porque pues en medio de tanta violencia y tanto odio que hay adentro de sus corazones y que pareciera que no quiera pues estamos aquí, estamos muy agradecidos y felices de que usted venga, pues, a ver a esta comunidad sufriente.
“No nomas somos de El Aguaje, son varios de las tres tenencias, mucha gente está fuera de sus casas y están en esta comunidad.
En el nombre del Señor Jesús le damos las gracias, le pedimos que nunca nos olviden para que nosotros podamos tener esa fuerza que viene del Señor Jesús, porque yo le digo a mi esposo que el Señor Jesús tiene el poder, él puede y que nosotros necesitamos tener esa fe grande y pues estamos muy felices. Gracias, porque a pesar de todo estamos aquí y yo les digo: Dios es poderoso, Dios lo puede.
Porque en mi casa se oyen bastantes balazos y pues antes de salir yo me asomaba por la ventana o ponía el celular para ver si se veía algo porque se oía muy feo, y cuando salía ya esperaba un tiro y yo me iba escondiendo.
“Nuestros animalitos también estaban todos golpeados nosotros también estamos muy, muy agradecidos, y creo que todas estas personas están aquí porque los necesitamos.
“Que Dios los bendiga a todos y cada uno con esa fe grande, hermosa y maravillosa. Le mandamos un abrazo al papa, que Dios los bendiga”.
UN JUEGO MORTAL
El lunes 19 de abril, luego de meses de bloqueos carreteros que afectaron la vida económica e incluso el abastecimiento de productos básicos para la supervivencia, el operativo encabezado por fuerzas locales coordinadas anunció avances en la recuperación de la movilidad de los distintos puntos carreteros y en la búsqueda de la gobernabilidad del municipio de Aguililla.
La endeble tranquilidad que trajo la visita duró unas horas, pues durante la madrugada del siguiente día la carretera fue bloqueada con piedras, anunció la Secretaría de Seguridad Pública, quienes aseguraron que elementos de seguridad ya hacían recorridos al tiempo que desbloqueaban la vialidad.
A partir de ese día, 24 de abril, el fenómeno de cortar la vía de comunicación se convirtió en un juego diario: “tú bloqueas, yo desbloqueo”. Sin embargo, el juego alcanzó seriedad hasta el punto de ser mortal. El 14 de mayo, tras días consecutivos de quitar piedras y rellenar zanjas, el presidente Andrés Manuel López Obrador informó que el crimen organizado había emboscado a un grupo de soldados en la localidad de Las Higuerillas, ubicada en el municipio de Aguililla, y asesinó a dos de ellos.
Los elementos hacían un recorrido de seguridad cuando de pronto vieron a los criminales, los cuales dispararon en su contra en repetidas ocasiones.
La presencia en las últimas semanas de 250 elementos de seguridad, la Guardia Nacional y la Sedena, sólo procuran, a ratos, el libre tránsito con el riesgo que esto conlleva.
En entrevista con medios de comunicación, Israel Patrón Reyes, titular de la Secretaría de Seguridad Pública, se dijo confiado en el despliegue operativo implementado en 7 puntos carreteros.
"Realizamos operaciones como parte del compromiso de restablecer los servicios básicos y buscando que devolvamos los derechos a quienes durante meses han estado aislados de los servicios de alimentación, salud, gasolina y vine a ver que esté restablecido el servicio de movilidad", manifestó.
Sin embargo, a unas horas de su llegada, el crimen los recibió con ataques explosivos operados con drones. Los hechos ocurrieron durante la madrugada en El Aguaje y dejó dos elementos heridos. Cuando los otros policías acudían en su auxilio, se percataron de que los delincuentes habían bloqueado la carretera hacia la localidad con vehículos de carga y tardaron en llegar para ayudar a sus compañeros.
Días después el titular de la SSP reconoció que prácticamente todos los días grupos delincuenciales siguen bloqueando la carretera Apatzingán-Aguililla.
Agregó que la delincuencia organizada tiene el control, en relación con los elementos policiacos que no alcanzan a cubrir zonas de conflicto, como en Aguililla.
El funcionario señala a la ausencia de policías municipales, “como en Aguililla, donde se ha pedido apoyo a los diferentes alcaldes, pero al no obtener respuesta, policías estatales deben cubrir esos espacios, además de pedir ayuda a las fuerzas federales”.
ENTRE LA CONFUSIÓN, UN CLARO MENSAJE DEL CRIMEN
El pasado 4 de mayo, Nemesio Oseguera Cervantes, ‘El Mencho’, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación y uno de los capos más buscados de México y de Estados Unidos, mandó colocar una manta en la plaza pública de Aguililla, lugar donde nació y busca mandar.
Sin temor alguno por la vigilancia emprendida, la manta señalaba que las extorsiones y sometimientos son cometidos por los Cárteles Unidos y que los intentos para que él no ingrese no sirven, porque él ya está dentro de la zona: “NO VINE PORQUE PUEDO, VENGO PORQUE VOY A QUEDARME”.
Y avisó a las comunidades de El Limón, Charapo, El Aguaje, El Naranjo, Chila, San José, El Cajón y demás poblados que no dejarán solos a sus habitantes. En imágenes que circulan en redes sociales se ve a un supuesto miembro del CJNG, que porta un chaleco táctico con la leyenda “ÉLITE”, que está colocando el aviso la madrugada de ese martes 4 de mayo.
El mensaje supuestamente dictado por El Mencho demuestra que, con 250 efectivos, el CJNG está presente. Incluso información extraoficial indica que ya tiene más de un mes, exactamente desde el 2 de abril cuando fue el hallazgo de los 8 cadáveres.
Pasan los días y las familias se resignan a convivir con la presencia de uniformados y múltiples cárteles, entre ellos, uno de los más poderosos del mundo, como se ha hecho saber de acuerdo con estudios de distintas investigaciones y de la Administración del Control de Drogas (DEA).
Entre toda la bruma no hay nadie que se dirija directamente a esos pueblos y con la mirada fija les asegure que serán protegidos y que pueden estar tranquilos. En tiempo presente.
ORACIÓN PERPETUA, LO QUE QUEDA
¿Se puede hacer sentir a la población, a la que no ha huido, que no están abandonados?
El crimen ha puesto a prueba la fuerza de la ley y del orden. Son muchos los sufrimientos que se han ido acumulando en las familias, por lo tanto he hecho dos propuestas ante el terrible escenario para que empiecen en Aguililla, dijo el obispo de Apatzingán:
-Que junto con la comunidad católica se levante una capilla de adoración perpetua, donde se esté orando día y noche en esta comunidad.
-Que todas las familias católicas de la diócesis estén rezando el rosario ofrecido por la paz principalmente y así unirse en oración. Para esta propuesta se mandaron hacer 15 mil rosarios para distribuirse.
“Que nuestros niños y jóvenes no se vayan de estas tierras porque temen por sus vidas”
El Monseñor Cristóbal Ascencio, envió una carta dirigida a los sacerdotes de la diócesis de Apatzingán y otra a los fieles para convocar a la oración en la que confiesa que como Obispo “me sigue llenando de tristeza la situación de inseguridad y violencia en la cual estamos inmersos. Estoy convencido de que no es suficiente quejarnos, señalar los hechos y buscar posibles culpables. Todos tenemos una gran responsabilidad para salir de la situación en la cual estamos”.
“Los invito para que nos unamos en la oración, teniendo una única petición que es: ‘Señor danos la paz que tanta falta nos hace’. La gran preocupación es el grado de descomposición social que se hace evidente en la “inseguridad y violencia” en la cual vivimos”.
Con el Rosario deseamos la paz; pero estaremos pidiendo con insistencias en las últimas dos peticiones del padrenuestro: “no nos dejes caer en tentación”, esa tentación del dinero fácil, esa tentación de engrosar las filas del crimen organizado, esa tentación que nos aparta de Dios y nos deshumaniza. Y “líbranos del mal”, pidamos para tener la sabiduría necesaria y poder desenmascarar el mal que se nos presenta bajo la careta de bien. Venzamos al maligno con la oración.
Deseo que nos unamos como Diócesis en el rezo del santo Rosario para pedir por la paz. Deseo que el Rosario se rece en los templos, ya que será signo de unidad de los cristianos que piden lo mismo. Deseo que se rece en cada familia, esa iglesia doméstica donde aprendemos a dirigirnos a Dios. Deseo que se haga de manera individual, allí en medio de nuestras preocupaciones y ocupaciones, démosle un espacio a la oración”.