Texto: Omar Cuiriz / Fotografía: Christian Hernández, Omar Cuiriz

Por la experiencia que les han dejado las generaciones, los pescadores que navegan a diario estas aguas, aseguran que el lago volverá a llenarse. Mantenerlo, depende de todos

Las crudas imágenes que muestran el desierto en el que se fue convirtiendo el Lago de Cuitzeo en los últimos años, corresponden a la parte poniente y centro del cuerpo de agua, son las más visibles por las dos vialidades que atraviesan el lago y que conectan con Morelia. Sin embargo, la parte oriente, donde los estados de Michoacán y Guanajuato comparten el agua, no se ha secado; en esta área, durante la temporada de estiaje, el agua estaba por debajo del metro de profundidad, permitiendo que continúe la vida de peces, aves, reptiles, anfibios, ecosistemas son fundamentales para los procesos ecológicos y que las actividades como la pesca, que dan sustento de las familias, no se paralicen por completo.

Esta parte del lago que se resiste a morir, está rodeada por localidades como Irámuco (Guanajuato), Araró, San Bartolome Coro (Zinapécuaro), La Mina (Álvaro Obregón) y Queréndaro. La división de aguas que pertenecen a un estado y otro, es delimitada - entre los pescadores - por pequeñas islas. Las cooperativas de pescadores del lago de Cuitzeo están activas con poco más de 20 por ciento de los miembros, quienes se están buscando la vida en lo poco que queda y con la esperanza de que las lluvias les regrese el agua.

De los poco más de 500 pescadores de las 5 cooperativas de la tenencia Mariano Escobedo, perteneciente a Cuitzeo, actualmente están pescando entre 100 y 140, el resto se fue a ‘la obra’

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En el último año, estos pescadores se vieron obligados a recorrer kilómetros para seguir el agua. En un inicio acudieron al lado de Michoacán, pero cuentan que las estaciones de Queréndaro, San Bartolomé Coro, La Mina, los corrieron:

Somos de Michoacán y los de Michoacán nos corren, nos echaron a la policía y más bien los de Guanajuato no nos han dicho nada. La gente quería pescado y nos tocó venirnos para acá”, cuentan Ruperto Huazano y Leonel Huazano, hermanos pescadores de Mariano Escobedo.

Desde finales del 2020 navegan las aguas de Irámuco, nombre que proviene del purépecha que significa colina que entra al lago. En tierras ajenas, desafiando la comodidad de su laguna –como la llaman-, pescan de madrugada de lunes a viernes. Ocupan suerte, pues de ese lado hay poco charal, hay que pagar gasolina y una caseta para ahorrar un poco de combustible.

Entre tres y cuatro de la madrugada, salen en una camioneta hasta doce pescadores, a quienes espera una hora de camino. Ya tienen un lugar donde llegar, una entrada entre casas de vecinos de Irámuco en las orillas del lago y donde dejan las lanchas de plástico. Apenas estacionan su automóvil y entre las penumbras se quitan los zapatos y la ropa que estorbe. Son cuatro pescadores por canoa, dos se internan en el agua a píe para empujar unos 300 metros hasta que la profundidad del agua les permita navegar sin problema. Todo está oscuro, las pequeñas lámparas apenas las usan, la experiencia es evidente. Apenas llegan a la distancia correcta y lanzan los tumbos y redes en las que van apareciendo mojarra y charal, principalmente.

El permiso de navegar en las ‘aguas guanajuatenses’, tiene una razón histórica y que tiene que ver con la manera en que el agua los inunda o los deja en sequía.

Los pescadores cuentan que en esa parte el agua llegaba a rebasar los tres metros de profundidad, lo que dificulta y hace de la pesca una actividad peligrosa, era entonces cuando los navegantes de Guanajuato recurrían a la laguna de Mariano Escobedo -como la llaman- porque ahí el agua está más baja: “cuando aquí está muy hondo, se van a pescar para allá, el pescado gana para allá a nuestras tierras y nosotros allá nunca les hemos dicho nada, al contrario, les ofrecemos hasta casas para que se apoyen, por eso ahora nos dejan a nosotros estar aquí”, cuenta Ruperto Huazano mientras rema la canoa para adentrarse más al lago, de la parte de Iramuco.

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Así era el ritmo normal del lago de Cuitzeo hasta hace unos años, cuando incluso en la temporada de estiaje, estas dos partes del lago tenían agua.

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Es un solo lago, sin embargo, para entender la sequía y si se quiere un plan integral robusto y con impacto real, se deben estudiar las segmentaciones en las que el ser humano lo dividió provocando problemas y situaciones particulares y específicas en cada una. Además, al depender no sólo del agua de lluvia en su área sino de la captada fuera de su cuenca en zonas de filtración, le afecta lo ocurrido en estas, como la construcción de inmensos fraccionamientos sobre terrenos que antes eran recarga de acuíferos. Entre las décadas de 1970 y 2000, aumentó la población dentro de la cuenca a más del doble, siendo Morelia, Tarímbaro y Cuitizeo los principales centros urbanos, de acuerdo con estadísticas del INEGI.

LAS CARRETERAS QUE LO DIVIDEN

La parte central del lago de Cuitzeo está cruzada por dos carreteras, la primera fue la federal número 43, conocida como Calzada del lago de Cuitzeo, en 1982, dividiendo al lago en dos vasos: este y oeste. En 2016, el entonces presiente Enrique Peña Nieto y el –ahora fallecido- Secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, acudieron al estado para inaugurar la nueva autopista Pátzcuaro-Cuitzeo, la cual es paralela a la calzada y la segmentó aún más.

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Una de las principales polémicas refiere al uso de las compuertas colocadas en ambas carreteras y por las que comunidades denuncian que se acapara el agua abriendo o cerrándolas. Tras un recorrido y trabajo de campo realizado por esta casa editorial, se pudo confirmar que la parte central es la más afectada por la sequía y que en la temporada de estiaje, el agua que queda se atrae hacia los extremos oriente y poniente. De la misma forma, cuando hay agua, esta empieza a correr hacia el centro uniéndose a los charcos derivados por las lluvias y esparcidos por todo el lago.

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Ambas carreteras dividieron la laguna en 3 partes, pero la sequía casi extrema en el último año, permite hablar de una cuarta: la que aún conserva agua y la más alejada del Pueblo Mágico de Cuitzeo, en el extremo oriente.

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En los últimos años, el agua llegaba o desaparecía en las partes que rodean las carreteras. En 2018, conocidos restaurantes del municipio de Cuitzeo, a las orillas del lago, pudieron realizar -aún- actividades turísticas como el kayak. En 2019, el agua estaba por debajo de las rodillas. En 2020, desapareció. A finales de ese año, los pescadores de Mariano Escobedo, principalmente, emprendieron la búsqueda para seguir ganándose la vida en tierras ajenas.

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Sobre una línea de tiempo, reportes periodísticos e informes oficiales y académicos, hablan de la constante sequía en la última década y la que es visible desde las mencionadas carreteras, sin embargo, fue hasta unos meses –como atestiguan los pescadores- que el agua se evaporó de La Isla, como llaman a Mariano Escobedo; la sequía alcanzó niveles preocupantes al grado de que la prensa nacional e internacional publicaron numerosos artículos.

Sin embargo, este desolado escenario, no asusta ni alerta del todo a los pescadores. Si bien, cuentan las dificultades a las que se enfrentan y denuncian la falta de apoyo y empatía de los gobiernos que en tiempos de pandemia y sequía no los consideraron, ellos lanzan una esperanzadora sentencia: “Esta laguna se llena en 15 días. Sólo una vez nos quedamos sin agua, en los años noventa, pero una lluvia fuerte la llenó en un dos por tres y a partir de ahí hubo agua y fue hasta ahora que volvió a secarse”.

“VOLVERA A LLENARSE”

Investigaciones académicas, activistas y estudios -de CONAGUA y otras dependencias- sobre los recursos naturales de la cuenca han advertido de una verdad que resulta irrefutable: el lago se está extinguiendo con una velocidad cada vez más devoradora.

Ellos profundizan en que el lago de Cuitzeo es afectado tanto por lo que ocurre en su cuenca, como fuera de ella: la deforestación, el cambio de uso de suelo, la explotación y contaminación de aguas subterráneas, de ríos y manantiales, son las principales causas del desastre y las que acabarán con este y otros lagos. Sin embargo, el ímpetu de las investigaciones académicas o independientes con activistas, tienen un alcance parcial, pues el gobierno no invierte en este tipo investigaciones para tener un referente de datos de campo y con un monitoreo continuo, lo que dificulta llegar a cualquier conclusión, como advierte el investigador de la UNAM José Joel Carrillo Rivera.

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Quienes heredaron el conocimiento de generaciones pasadas y que a diario navegan las aguas, manifiestan con seguridad que la vida del lago volverá. Lo dicen no sólo por esperanza o fe sino porque han tenido experiencias similares.

“Vienen y nos preguntan que en cuántos años creemos que se llene esta laguna, y les respondemos que esta laguna se llena en quince días, sí, en quince días o hasta en ocho se la llena una ‘lluvia buena’. Estamos hablando de que en aquellos años (a mediados de los noventa) se secó y una vez que pasamos en carro por en medio de la laguna, en el regreso ya no pudimos atravesar porque se llenó”.

Los pescadores de Michoacán que tenían 23 años que no acudían a lado de Irámuco a pescar, señalan que fue en 1998 cuando su parte volvió a tener agua y que debido a que la ‘huevera’ de los pescados sobrevive a largos periodos de sequía, la vida del lago floreció rápidamente.

“Ahorita la hueva de charales dura hasta años y nada más que tenga un poco de agua empieza a reventar el charal, sí con un poco de agua empieza a dar producto de esta laguna”.

Este año, en tiempo récord inició la temporada de ciclones en el país, lo que ha resultado positivo causando un efecto de que el lago va llenándose. Durante junio esta casa editorial realizó diversos recorridos a los extremos del lago, constatando la sequía, misma que tras días de fuertes lluvias en todo el estado fue desapareciendo por unos centímetros de agua que fueron cobijando desde Huandacareo hasta Capacho y Copándaro (extremo poniente).

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Del otro lado, en el extremo oriente, cuentan los pescadores michoacanos que a finales de 2020 cuando llegaron a Irámuco, el agua tenía una profundidad de unos 60 centímetros, pero en las últimas semanas ha subido hasta llegarles a la cintura. Este hecho es positivo porque de acuerdo con los navegantes, cuando el agua alcanza el metro y metro y medio comienza a correr hacía el lado de Mariano Escobedo.

“De estas dos semanas para acá va subiendo, por eso decimos entre nosotros que apostamos que para la siguiente semana subirá más y luego más y mínimo aquí aguantaremos un mes y en agosto, quien sabe si sigamos aquí, porque el agua ya va para allá con todo y el pescado”, afirma Ruperto Huazano.

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Sin embargo, aunque la naturaleza cumpla con lo suyo, la invasión del ser humano ya influye fundamentalmente en la vida del lago con la contaminación de aguas subterráneas; descargas de aguas negras en el lago; la sobreproducción de alimentos y ganado que ocupan grandes porcentajes de agua, que originalmente llegan al cuerpo de agua y la invasión con huertas y fraccionamientos de terrenos y cerros que captan el agua de lluvia y la trasladan a manantiales y lagos.

El lago de Cuitzeo, es el segundo de mayor extensión en México. Y su origen se remonta al cenozoico, hace 7 u 8 millones años. En él desembocan los ríos Grande y Queréndaro, además de otras corrientes secundarias. Sin embargo, los ríos primero abastecen a presas superficiales hechas en los últimos años como la Cointzio y Malpais y también abastecen a los usos agrícola, público urbano, acuícola, pecuario, industrial, el incremento de perforaciones al subsuelo en búsqueda del vital líquido entre otros. El déficit, es claro y mortal.

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Arturo Chacón Torres, de la UMSNH señala que existe suficiente agua en numerosos manantiales termales, pero han sido bloqueados de manera natural o intencionalmente, para usar el agua para la ganadería o agricultura.

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La incorporación de aguas negras y los desechos químicos e industriales no permiten la recuperación del ciclo biológico del lago por lo que urge una infraestructura de agua y saneamiento, pero este camino es aún largo, pues existen rezagos importantes por falta de infraestructura y recursos para su construcción, señalan diversos estudios.

Al grave deterioro por contaminación y falta de agua por el uso descontrolado en ciudades y zonas de riego, hay que agregar que la proliferación de maleza estanca el agua y sin aireación el agua se pudre y provoca mortandad de peces.

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Sobre el desvío o extracciones de agua ilegales, la Comisión Nacional de Agua, dirección Michoacán, señala que no se ha encontrado ninguna anomalía y recalcan que tiene registradas 20 presas en la cuenca cerrada del lago de Cuitzeo, pero que estás solo representan 20 por ciento de la capacidad de almacenamiento del lago y argumentan que esa agua es indispensable para la producción de alimentos para la población.

Sin embargo, no hay datos de quién controla, monitorea y supervisa de manera rigurosa el correcto uso de agua en las 20 presas de la cuenca del lago de Cuitzeo y si se inspeccionan las zonas agrícolas para que estas regulen el uso de agroquímicos que llevan a enfermar a los cuerpos de agua, no sólo en los alrededores del vaso, sino toda línea ligada a él.

PROMESAS POLÍTICAS

El rescate del lago de Cuitzeo, como la gran mayoría de problemas ambientales o de salud, seguridad o educación, se ha convertido en promesas políticas.

La desesperación y el querer honrar el trabajo de toda su vida y de generaciones enteras, hace que incluso la población que depende del lago propongan dar de sus pocos ahorros, para llenarla si es necesario: “y sobre de eso de la laguna, digamos, si nos apoyaran, uno podría aportar algo pues en caso de que nos ayudaran para llenarla, o es que de plano sí sería muy carísimo”, preguntó un pescador a La Voz de Michoacán.

“Esos (candidatos políticos) nomás dicen denme el voto y llenamos la laguna, me comprometo, puro comprometerse, puro comprometerse y ni uno lo hace”, Manuel Aguilera, jornalero de Cuitzeo.

“Cada vez dicen que si les dábamos nos van a poner el agua, ¿cuál agua?, ese nomás está llena la laguna y hasta vienen a ver qué cobran a los pescadores o que les sacan y está vacía y ni se paran”, comerciante de Cuitzeo.

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Sobre las autoridades de los 3 niveles de gobierno recae la responsabilidad de una planeación integral rigurosa, real y con prioridades altamente definidas que no se distorsionen por intereses industriales, de fraccionadoras o empresarios responsables del cambio de uso de suelo, además de que los vigilen y castiguen a quienes comente delitos ambientales. Sin embargo, la coordinación efectiva entre las múltiples dependencias y figuras que deben involucrarse se ahoga en la burocracia, pues cada una trabaja bajo lo que le compete y no bajo un mismo objetivo.

Hay que entender y recalcar que las áreas de recarga de acuíferos que se localizan sobre el Cinturón Volcánico Trans- Mexicano, como la que rodea el Cerro del Águila y que se relaciona con el manantial de la Mintzita, deben contemplarse para este y otros lagos no se extingan, causando un grave daño en el medio ambiente.

José Antonio Benjamín Ordoñez, investigador del Tecnológico de Monterrey, señala la importancia de reforestar todos los cerros (principalmente con bosques de pino-encino) de estas áreas para que el agua pueda comenzarse a infiltrarse. Cabe destacar que el lago de Cuitzeo se abastece en su mayoría por las aguas subterráneas.

“Al acabarse la vegetación de la zona, se dio paso a la evaporación paulatina, los bosques de todos los cerros alrededor necesitaban estar sanos y esto puede tardar hasta 70 años”, señala Benjamín Ordoñez

LAS TOLVANERAS, MUERTE Y MILLONES DE PESOS

Nunca fue tan urgente comprender como funciona el mundo natural para conocer lo que debemos preservar para asegurar el mundo natural. Estudios e investigaciones advierten que los bosques cerrados en la cuenca del Lago de Cuitzeo han disminuido su extensión en un 50 por ciento durante los últimos 30 años. Sin embargo, la naturaleza es resistente y lo que hagamos en los próximos años, determinará el futuro de este lago y de toda la vida en la tierra.

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