Un giro de 180 grados dio la investigación sobre el plagio y tortura de la doctora del IMSS de Zamora, lo anterior cuando las autoridades de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) dieron a conocer que todo se trató de un autoplagio y las lesiones que presentaba fueron autoinfringidas; de acuerdo con la información dada a conocer por las autoridades del móvil que originó que la profesionista realizara lo que denominaron como un "montaje" fue una acción planeada y ejecutada por la supuesta víctima, ello con la finalidad de llamar la atención de su expareja sentimental. La investigación En rueda de prensa el procurador José Martín Godoy Castro informó que de las actuaciones y diligencias practicadas se desprendió lo siguiente: en las tres declaraciones que la denunciante rindió ante la representación social, se detectaron contradicciones con respecto a las circunstancias en que supuestamente habrían ocurrido los hechos. La profesionista refirió que cuando fue privada de su libertad fue llevada a un cuarto con paredes de madera en donde la mantuvieron sedada con jugos e inyecciones, testimonio que no fue acreditado en virtud de que médicamente se descartó que la mujer presentaba huellas de haber sido inyectada. Con relación al dicho de que durante los días de cautiverio le habrían sustraído un producto de 14 semanas de gestación por el área del pubis donde se observó una herida, clínicamente y con el apoyo de ultrasonidos y otros estudios clínicos y médicos, se demostró que no habría sido posible esta aseveración en virtud de que la mujer nunca estuvo embarazada; que la lesión que presentaba no había llegado a la cavidad del útero y tampoco existe inflamación o laceración del cérvix como secuela de que se le hubiera practicado un legrado vaginal. En su testimonio, la mujer citó que durante los días del plagio se le permitía hacer unas llamadas a su expareja para decirle que estaba secuestrada; para verificar esa información el personal ministerial se trasladó a la población de Minatitlán, Veracruz, a recabar la declaración del compañero sentimental, éste precisó que había recibido llamadas y mensajes de la profesionista en los que le informaba que estaba siendo torturada y que pedía que acudiera a buscarla. Durante el trabajo de inteligencia del personal de la Policía Ministerial, se detectó que los mensajes y llamadas se hicieron desde un punto de la Ciudad de México a través de dos equipos, uno propiedad de la doctora y otro con lada de la Ciudad de México. El dictamen en psicología realizado a la denunciante determinó que se trata de una persona con trastornos psicológicos. Admite montaje Una vez que se le explicó a la doctora que el avance de la investigación y los dictámenes con los que se contaban permitían establecer que se trataba de un hecho simulado, la denunciante manifestó que efectivamente se había tratado de un montaje para llamar la atención de su expareja, objetivo que no cumplió. Explicó que el día 31 de julio en los momentos que se encontraba en el hospital de la ciudad de Zamora sostuvo una discusión con su pareja, por lo que se salió de su trabajo y se dirigió a su casa por dinero. Ahí se cambió el calzado y se cubrió el cabello con una gorra para que no la reconocieran, para luego dirigirse a la terminal de autobuses donde se registró con un nombre diferente y abordó un autobús para trasladarse a la Ciudad de México. Estando en la capital del país, se dirigió a un hotel ubicado frente a la Central del Norte, donde nuevamente proporcionó un nombre falso. En ese lugar planeó simular el secuestro con la finalidad de que su pareja acudiera a buscarla, por lo que salió a comprar un tubo de metal y navajas de afeitar, con las que se hizo algunas cortadas en las mamas y se produjo una incisión en el área del pubis que ella misma suturó. En virtud de que su excompañero no le respondía los mensajes, la mujer salió a comprar un chip con lada de la ciudad de México y nuevamente se comunicó con su expareja, quien le dijo que no podía ir por ella para rescatarla. Al no cumplirse su propósito la doctora decidió regresar a Zamora y compró una cadena, un candado, un frasco de pintura vinil, cinta canela y una brocha. La ofendida llegó a Zamora y se dirigió a una casa abandonada, lugar donde pintó el mensaje a los ginecólogos, a decir de ella "para espantarlos"; se hizo una herida cortante en el glúteo y con la sangre manchó su pantalón, se amarró los pies, los ojos y la mano izquierda con cinta canela, para luego sujetarse con una cadena metálica, de inmediato pidió auxilio, con los resultados ya conocidos. Se espera que en los próximos días las autoridades definan su situación jurídica.