Jorge Ávila / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. Una ligera disminución en el delito de homicidio registra Michoacán, según datos, con corte al mes de abril, del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, pero, de todos modos, según el Observatorio Nacional Ciudadano, Michoacán se mantiene por arriba de la media nacional con sus más de mil asesinatos cometidos durante el primer cuatrimestre de este año. Cabe hacer hincapié en que los datos no necesariamente reflejan personas, ya que lo que se contabiliza son las carpetas de investigación y, como ya se ha explicado en notas previas, en una carpeta de investigación lo mismo puede estar una víctima que todos los afectados en una masacre. El asesinato nuestro de cada día Hay regiones del estado, como la de Zamora-Jacona, donde al día se registra uno o dos asesinatos como mínimo. Un ejemplo de ello es el balance hecho por esta casa editorial el 16 de mayo, en que resultó que, entre ambas poblaciones, no hay día en que no maten a alguien como producto de los ajustes de cuentas entre miembros de la delincuencia organizada. En su reporte mensual, emitido este 20 de mayo, pero con corte a abril, el Sistema Nacional de Seguridad Pública señala una ligera disminución en el apartado “Delitos contra la vida y la integridad personal”, que en total tuvieron las siguientes variaciones: 850 en enero, 861 en febrero, mil 038 en marzo y 858 en abril. Foto: La Voz de Michoacán. Durante el primer cuatrimestre de este año, el delito de homicidio tuvo su pico en marzo, puesto que enero cerró con 250, en febrero se contabilizaron 254, frente a los 285 del mes de marzo y los 261 de abril, para dar un total de mil 050 casos en sólo 4 meses. De 703 homicidios dolosos que se perpetraron en estos cuatro meses, 174 corresponden al mes de abril, de los que 137 se cometieron con arma de fuego, en 10 casos se usó arma blanca, en 8 se usó algún otro elemento (veneno, estrangulación, golpes, etcétera) y en 19 carpetas de investigación no se logró especificar con qué se había cometido. En cuanto al homicidio en su modalidad de culposo, en el último cuatrimestre se contabilizaron 347 carpetas. Abril cerró con 87 casos, de los que en ninguno se registró el uso de armas blancas o de fuego, sino que la mayoría de los decesos fueron en accidentes de tránsito, con 69 carpetas de investigación iniciadas, en tres homicidios culposos se usó otro elemento y en 15 carpetas no se logró establecer. Uno de los delitos con mayor incidencia en el estado es el de lesiones, que en enero registró 586 casos, 583 en febrero, 730 en marzo y 581 en abril, para dar un total de 2 mil 480 carpetas iniciadas por este ilícito. De las lesiones en su modalidad de dolosas, que son, junto al homicidio doloso, las que más deben preocupar ya que se cometen de forma deliberada, Michoacán contabilizó 2 mil 155 en todo el primer cuatrimestre del año. De los 512 delitos de lesiones dolosas en el mes de abril, 65 de cometieron con el uso de armas de fuego, en 22 ocasiones se dañó a la víctima con un arma blanca, en 323 carpetas se usó algún otro elemento y en 102 casos no se pudo precisar con qué se infringieron las lesiones. Ya en el apartado de las lesiones culposas, la mayoría fueron ocasionadas en accidentes de tránsito, con 60 casos en el mes de abril. Violencia de género, la gran deuda del Estado Aunque en menor medida, pero la violencia feminicida siguió presente en la entidad durante los primeros cuatro meses de 2020, ya que, aunque en enero no se registró ningún caso, en febrero se cometió un feminicidio, contra 4 que se perpetraron en marzo y uno más en el mes de abril, para un total de 6 en lo que va del año. Aunque la cifra pareciera mínima frente a los homicidios culposos y dolosos, lo que llama la atención del reporte del SESNSP es que ningún feminicidio se cometió con arma de fuego, sino que en 2 casos de marzo se usó arma blanca y en los otros dos fue utilizado algún otro elemento, y en el correspondiente a abril, igual se consigna que se cometió con otro elemento. Esto hace inferir la saña con que las víctimas de feminicidio son asesinadas, pues el usar armas blancas u “otros elementos” es indicativo del nivel de violencia que se ejerce sobre las víctimas. Foto: Archivo. Ahora bien, esta cifra, estadísticamente baja, no quiere decir que sólo esas mujeres hayan sido víctimas de asesinado, sino que sólo esos casos fueron considerados feminicidios, ya que para que un crimen sea tipificado como feminicida debe tener ciertas características. Según el artículo 325 del Código Penal Federal en México, este crimen lo comete quien priva de la vida a una mujer por razones de género y hay siete circunstancias clave para ello: existencia de signos de violencia sexual, lesiones o mutilaciones infamantes o degradantes, antecedentes de violencia en el ámbito familiar, laboral o escolar; que exista una relación sentimental, afectiva o de confianza entre la víctima y el victimario; que haya antecedentes de amenazas, que se haya presentado acoso o lesiones relacionadas con el hecho delictuoso, que la víctima haya estado incomunicada y que el cuerpo haya sido expuesto o exhibido en un lugar público. Otro dato a destacar que como en Michoacán el aborto sigue siendo un delito, en este cuatrimestre se abrieron 5 carpetas de investigación por este hecho, una de ellas en el mes de abril, lo que seguramente seguirá ocurriendo en tanto no se legisle en la materia, ante el riesgo de que las mujeres que decidan interrumpir su embarazo terminen engrosando la cifra de homicidios al llevarlo a cabo en condiciones y lugares no aptos para ello. TE PUEDE INTERESAR: Durante esta contingencia, en Michoacán 125 mujeres violentadas han llamado para pedir ayuda Por otro lado, la violencia sexual, cuyo pico estuvo en marzo, con 114 casos, en abril bajó a 80, de los que 40 fueron consignados como abuso sexual, 8 carpetas se abrieron por hostigamiento sexual, 19 por violación simple, 10 por violación equiparada y 3 por “otros delitos contra la libertad y la seguridad social”, como el estupro. En cuanto a la violencia familiar, sí ha tenido un marcado aumento, como se preveía que sucedería durante el periodo de aislamiento social y suspensión de actividades no esenciales. Así, enero cerró con 78 casos, en febrero se registraron 71, en marzo se disparó a 120 carpetas y abril culminó con 112 casos de violencia familiar. Pero además de eso, en lo que va del año se han registrado 19 carpetas por corrupción de menores, de las que una corresponde a abril, y 7 por trata de personas en estos cuatro meses: dos en enero y otro par en marzo. Otros tentáculos de la delincuencia Hay otra serie de delitos que la delincuencia organizada comete más allá del asesinato, y aunque es común que no se les ponga tanto énfasis, de igual forma impactan en la sociedad, abonando a la percepción de inseguridad. Por ejemplo, el narcomenudeo, por el que en el mes de abril se iniciaron 100 procesos, es considerado delito del fuero común, pese a que llevarlo a cabo es imposible sin los grupos de la delincuencia organizada, ya que los cárteles nutren sus finanzas de esta y otras actividades y quien decida vender droga de manera autónoma, de inmediato pasa a la cifra de desaparecidos u asesinados. En secuestro, el primer cuatrimestre de 2020 lleva un acumulado de 12 carpetas, 4 de las cuales se iniciaron en abril. Este es un fenómeno interesante puesto que las autoridades registran secuestros sólo con fines extorsivos, es decir, aquellos en los que se pide una cantidad económica a cambio de respetar la vida de la víctima y liberarla una vez que se paga el rescate. Y aunque el secuestro extorsivo suele ser perpetrado por integrantes de la delincuencia organizada o personas que pagan la respectiva cuota a los cárteles para operar, hay otras modalidades de secuestro que sí son cometidas por los cárteles y que en el estado, curiosamente, están en blanco, tales como el secuestro en calidad de rehén, el secuestro para causar daño y el secuestro exprés. Los indicadores en ceros no quieren decir que estos ilícitos no se cometan en el estado, quiere decir que por miedo de las víctimas no se denuncia y por ello no hay un registro oficial reflejado en carpetas de investigación, dado que si una persona es víctima de un levantón, difícilmente lo denunciarán pues sigue latente el temor a la colusión de las autoridades con los grupos delictivos y que éstos tomen mayores represalias.