Redacción / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. Personalmente ha desactivado cerca de 112 dispositivos explosivos durante su carrera, hoy el capitán segundo de infantería retirado y actual director del Equipo Antibombas de Michoacán, Carlos Roberto Gómez Ruiz, se encarga de uno de los problemas que asedian al estado: los dispositivos explosivos improvisados de los cárteles. “Es un trabajo en el que se requiere de los nervios muy templados, porque está uno trabajando en un área de peligro. Hay áreas donde hemos llegado a tener que desactivar artefactos incluso en medio de enfrentamientos, o a lo mejor ya pasó el enfrentamiento y dejan un artefacto ahí”, cuenta en entrevista con el portal Milenio. “Son diferentes los escenarios, puede ser solamente una amenaza, puede ser ya un artefacto que encontramos, puede ser un artefacto que explotó, puede ser un artefacto que explotó y quedaron otros sueltos, vivos, o sea están activos, y está el peligro latente”. Michoacán se ha convertido en el epicentro de este tipo de agresiones. Una zona roja donde diversas organizaciones como el Cártel Jalisco Nueva Generación han comenzado a experimentar con diversos dispositivos y vehículos para detonar explosivos, para ganar o mantener sus territorios, y como represalia ante los grupos de autodefensas. “Hay áreas donde hemos llegado a tener que desactivar artefactos incluso en medio de enfrentamientos, o a lo mejor ya pasó el enfrentamiento, y dejan el artefacto ahí”, cuenta Carlos Gómez durante su participación como instructor durante un curso de investigaciones tras una explosión, impartido por la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF) de Estados Unidos. El curso es una de varias formas con las que las autoridades mexicanas se preparan para estar un paso adelante de las organizaciones criminales. Las experiencias de ambos países, Estados Unidos y México, se combinan para establecer las mejores prácticas para poder recuperar evidencia de una escena del crimen donde hubo una explosión, y seguir las pistas hacia quien dio las órdenes. “Hacemos una fusión de lo que ellos saben, que traen experiencia en guerras, y lo que está pasando en la realidad aquí. Entonces se fusiona esa información y creamos estrategias para combatir este tipo de delitos.” Y es que en México, en algunas regiones, sobre todo rurales, en estados como Michoacán, Jalisco, Chiapas y Guanajuato, ni siquiera las reglas de la guerra se aplican. Los cárteles atacan cuando sea, como sea y a quien sea. Además, los cárteles han puesto a prueba el ingenio y la capacidad de las autoridades para estar un paso adelante. Cada escenario se ha vuelto distinto, con mejoras en la detonación y en la capacidad de daño de las bombas. “La verdad es que trabajar en este tipo de escenarios es muy diverso, cada escenario es distinto, no porque ya tuve un escenario el siguiente va a ser igual, es totalmente distinto porque estamos hablando de artefactos explosivos improvisados, entonces los delincuentes están improvisando y no hay una regla de cómo va a ser, cada vez que llegamos a un escenario de este tipo es un planeamiento diferente (...) No es seguirles el paso, es estar un paso delante de ellos”, señala Gómez Ruiz.