Redacción/La Voz de Michoacán Ciudad de México. El cerebro es el centro de nuestro cuerpo, una parte vital, el que ordena al cuerpo qué hacer y cuándo. A continuación te compartimos 8 funciones principales que realiza. RESPIRAR, COMER Y DORMIR En las entrañas del cerebro existe una región muy primitiva, llamada hipotálamo, que se dedica a resolver cuestiones básicas para su supervivencia. Funciona como un centro de control que regula el sueño, la respiración, el pulso, el hambre, la sed, la temperatura corporal, el deseo sexual y la agresividad. Cuando las tripas te rugen de hambre, el hipotálamo secreta el neuropéptido Y, esa hormona que te para los pies delante del escaparate de una panadería o te hace segregar jugos gástricos. En caso de que el agua corporal escasee, lanza un disparo de hormona antidiurética, que retiene lípidos y te hace buscarla ansiosamente. Si se te eleva la líbido, el hipotálamo produce la afrodisiaca kisspeptina. Y su marcapasos interno –– el núcleo supraquiasmático del hipotálamo –– marca con un suave tictac el ritmo de sueño-vigilia. PERCEPCIÓN Vista, oído, olfato, gusto y tacto. Esos son los nombres de los cinco sentidos clásicos. Juntos forman la interfaz de usuario gráfica que le mantiene en contacto con el exterior. El quinteto proporciona estímulos constantes del exterior a partir de los cuales tu cerebro construye la realidad. Para ello, sólo suele utilizar una parte de los datos reales y rellena los huecos. Esta estrategia te libera de procesar información innecesaria y acelera el pensamiento. Al fin y al cabo, para que pudieras percibir lo que te rodea tal y como es, tus sesos tendrían que ser tan grandes como un edificio, algo que no resultará práctico. En la versión de cerebro humano del siglo XXI, que es la que estás utilizando, la vista consume más recursos que ningún otro sentido. Los neurobiólogos calculan que 30% de la corteza se emplea para interpretar lo que perciben los ojos, muy por encima del 8% que dedicas a la información táctil y el 3% destinado a escuchar. La versión del encéfalo de nuestros ancestros del Paleolítico se centraba más en el olfato, pues su supervivencia dependía de él. Por eso, los olores, antes de llegar a las áreas conscientes del cerebro, se dan una vuelta por el hipocampo, donde reside en parte la memoria; y por la amígdala, de donde emergen cargados de matrices emocionales. MEMORIA Tu órgano pensante tiene una capacidad de almacenamiento de varios millones de gigabytes. Para que te hagas una idea más exacta, tu encéfalo podría llegar a guardar unos 4,700 millones de libros, o 670 millones de páginas web. Recordar es importante, pero tanto o más lo es olvidar; esto es, deshacerte de los datos que no te hacen falta. De ello se ocupan la corteza prefrontal y el hipocampo. Eso sí, según estudios recientes, para conseguirlo tendrás que desarrollar un mayor esfuerzo mental y dedicar mucha más energía que para memorizar algo. TOMA DE DECISIONES ¿Playa o montaña? ¿Manzana o pastel? ¿Rojo o violeta? violeta? ¿Respondo a su insulto o mejor me callo? ¿Compro o no? Para tomar las pequeñas y grandes elecciones de tu día a día pon a funcionar la corteza prefrontal. Si tu decisión implica sopesar pros y contras, no elijas nunca bajo un fuerte estrés, porque el cortisol te empujará a escoger opciones arriesgadas. Sin embargo, te vendrá bien decidir con la vejiga llena, porque, según un reciente estudio, en esas circunstancias tu elección suele implicar mayor recompensa a largo plazo. Cuando se trata de un asunto especialmente importante, la neurociencia ha demostrado que eliges mejor si, en lugar de valorar concienzudamente todas las opciones, dejas que sea tu pensamiento inconsciente el que escoja. Asimismo, es más probable que aciertes si decides de forma colectiva o después de ingerir una bebida carbonatada dulce. INTELIGENCIA Una de las más importantes funciones del cerebro es la inteligencia. La capacidad de comprender y resolver problemas no depende del tamaño del encéfalo. De ser así, los elefantes, con sus cerebros de 5 kilos, serían auténticos genios si los comparáramos con los seres humanos. Y, sin embargo, nuestra especie se mantiene instalada en lo más alto del pódium de la inteligencia… al menos por el momento. Si aún sigues pensando que, en cuestión de cerebros, grande es sinónimo de listo, debes saber que estás en un error. Tal mito se disipó tras la muerte de Albert Einstein, en 1955. Cuando los médicos examinaron el encéfalo de este físico encontraron que era más pequeño que la media, pero tenía una organización bastante más compleja, especialmente en zonas dedicadas al razonamiento. Estudios posteriores han confirmado que la agudeza mental depende, sobre todo, de lo bien estructurada que esté la corteza, el mesencéfalo y el cerebelo, y de que exista una densa conexión entre la materia blanca y gris. EMOCIONES El sistema límbico del cerebro maneja un abanico de 27 emociones interconectadas entre sí: admiración, adoración, asombro, embelesamiento, aprecio estético, diversión, ansiedad, incomodidad, aburrimiento, calma, confusión, anhelo, aversión, dolor empático, envidia, emoción, miedo, horror, interés, alegría, nostalgia, romance, tristeza, satisfacción, deseo sexual, simpatía y triunfo. No todas son igual de importantes para este órgano. Por ejemplo, al observar un rostro, procesará más rápido los gestos de felicidad y asombro que los relacionados a la tristeza o miedo. ESPIRITUALIDAD Tanto los sesos de una religiosa católica rezando como los de un monje budista meditando muestran una baja actividad de la región parietal del córtex cerebral, una zona que suele relacionarse con la conciencia del yo y la propia identidad, en la que el neurocientífico Marc Potenza, de la Universidad de Yale (EUA), sitúa las experiencias espirituales. Durante las mismas, se reduce la actividad del ego. CREATIVIDAD Si quieres sacarle el máximo partido a esta función y desarrollar ideas originales, no te esfuerces demasiado. En las ocasiones en que tu cerebro parece encontrarse ocioso, sus neuronas asociativas –tres cuartas partes de todas las células nerviosas humanas– bullen de actividad. Aunque siempre trabajan en segundo plano, lo dan todo precisamente cuando hacemos algo tan banal como ducharnos, juguetear con el bolígrafo o pensar en las musarañas. Al conectar informaciones distintas, favorecen que se genere un efecto eureka y encuentran soluciones inesperadas a problemas difíciles. Con información de Muy Interesante.