Mediante bioprocesos o tratamientos enzimáticos que se aplican a ciertas plantas e incluso a desechos orgánicos considerados basura, se pueden recuperar compuestos con propiedades para el consumo humano, reveló el químico Cristóbal Noé Aguilar González. Los primeros estudios con estos organismos los inició desde 2004 el también director de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Autónoma de Coahuila y su equipo de trabajo, luego de ver la eficiencia de hongos filamentosos que crecían en materiales difíciles de degradar para aprovechar su potencial. El proyecto siguió con la investigación de residuos orgánicos como cáscaras de granada, naranja, residuos de uva y café, con el propósito de recuperar antioxidantes y antimicrobianos. “Nuestra propuesta tecnológica es el uso de microorganismos o proteínas catalíticas, enzimas, para que con la aplicación de cultivos microbianos o procesos enzimáticos podamos recuperar compuestos de valor industrial a partir de dos fuentes”, indicó. En una entrevista con la Agencia Informativa del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), Aguilar González se refirió a residuos agroindustriales, materiales considerados basura que ricos en compuestos una vez removidos a través de dichos procesos. Además, de plantas que se encuentran en el semidesierto mexicano, las cuales se someten a los cultivos microbianos y a la tecnología enzimática para liberar compuestos de interés en altas concentraciones. “Estos compuestos luego son recuperados, concentrados, purificados, identificados y aplicados en los diferentes productos que se generan a partir de ellos”, abundó. Los compuestos, añadió el experto, tienen varias aplicaciones como para el consumo humano, porque vienen derivados de frutas que luego son inmovilizados en cubiertas comestibles que se les aplica a los alimentos, de esta forma se incrementa el valor nutricional y también prolonga la vida de anaquel de estos productos. En el caso del sector agronómico, estos compuestos se utilizan en el control de enfermedades en cultivos hortofrutícolas. En la industria cosmética, en particular con el uso del ácido elágico, se recupera un compuesto que reduce de forma rápida, natural y biológica, el nivel de pigmentación en cara por su efecto antioxidante aclarador. En la actualidad, Aguilar González trabaja con su equipo con hongos de los géneros Aspergillus, Penicillium y Trichoderma. “Para cada residuo tenemos que elegir el hongo que tiene la capacidad de crecer en ese material y que pueda liberar los compuestos que nos interesan. Nos lleva mucho trabajo encontrar cuál es el microorganismo más adecuado. Por eso lo llamamos diseño de bioproceso”, expresó. Aguilar González aseguró que esta tecnología es económica, pero requiere intensa mano de obra. “La etapa más cara no es el bioproceso como tal sino la recuperación de los componentes; sin embargo, el costo de los productos vuelve rentable el diseño de los mismos”, subrayó.