EFE / La Voz de Michoacán Ginebra. Investigadores de la Universidad de Ginebra (UNIGE) han descubierto pequeños anticuerpos, bautizados como "nanoanticuerpos NbE", capaces de frenar los graves efectos secundarios de opioides como la morfina, el fentanilo o el tramadol, cuyo uso ilegal causa alrededor de medio millón de muertes cada año. Los NbE son capaces de vincularse a los receptores celulares del cerebro, bloqueando con ello la interacción en éste de los opioides, que suele provocar un efecto eufórico y adictivo con peligrosos efectos secundarios, indicó la universidad ginebrina en un comunicado sobre el descubrimiento, publicado en la revista médica "Nature Communications". "Necesitamos urgentemente desarrollar nuevas moléculas para mitigar esos efectos secundarios en pacientes y gestionar los riesgos de sobredosis con opioides", destacó la profesora del Departamento de Fisiología de Células de la UNIGE Miriam Stoeber, iniciadora y coordinadora de las investigaciones. Los nanoanticuerpos con los que se experimentó en el estudio, obtenidos de proteínas derivadas de anticuerpos presentes en las llamas, tienen una capacidad única para vincularse de forma estrecha y duradera a los receptores en la superficie celular, destacó Stoeber. "Llamas, alpacas y otros camélidos tienen unos anticuerpos muy característicos que los hacen inmunes a estos opioides, algo que también hemos hallado en tiburones", indicó a EFE la científica. Los investigadores de UNIGE reconocen que los nanoanticuerpos hallados pueden todavía tener un alto coste de producción y no llegar aún específicamente al tejido del organismo requerido, por lo que trabajan en refinarlos. Para ello ha sintetizado in vitro moléculas aún más pequeñas con la misma capacidad que los NbE, una labor en la que ha colaborado la Universidad de Bruselas. Actualmente se utiliza en Medicina la naloxona para contrarrestar casos de intoxicación aguda por opioides, pero según UNIGE las nuevas moléculas descubiertas pueden lograr mejores y más duraderos efectos. Los opioides son una amplia gama de productos farmacéuticos utilizados normalmente como calmantes del dolor, pero su uso ilegal las ha convertido en las drogas que más muertes causan actualmente en Estados Unidos, un problema que amenaza con extenderse a Europa. Los múltiples efectos secundarios de estos fármacos pueden oscilar desde simples mareos a bloqueos respiratorios que pueden resultar letales.