Ciudad de México.- Un grupo de científicos de diferentes países, entre los que participó un mexicano, observaron por primera vez como una estrella enana blanca se come a una marrón, lo que refuerza la teoría evolutiva de los sistemas binarios interactivos. El avistamiento confirmó que los sistemas binarios sobreviven a la transformación de una estrella en una enana marrón, explicó el astrofísico Juan Venancio Hernández Santisteban, en una entrevista con la Agencia Informativa del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). Hernández Santisteban, quien estuvo presente en la observación, indicó que la hipótesis evolutiva de sistemas binarios es importante porque casi 70 por ciento de todos estos objetos en la galaxia tendrían que hospedar a una enana marrón. Gracias a la observación, los científicos lograron aislar por primera vez la luz de la enana marrón, lo que les permitió medir la temperatura de su atmósfera y su masa de forma directa. “De esta manera, confirmamos que se trata de un objeto subestelar, es decir, que no produce fusiones nucleares en su interior. La luz aislada de esta enana marrón nos permitió medir la temperatura de su atmósfera”, indicó Hernández Santisteban. “Dado que observamos el sistema durante varias órbitas, las cuales tienen un periodo orbital de 78 minutos, pudimos observar la enana marrón desde diferentes ángulos. Esto nos permitió realizar un mapa de temperatura de su atmósfera”, destacó. El astrofísico explicó que la diferencia entre una enana y una estrella es que esta última, al igual que nuestro Sol, tiene suficiente masa para producir una fusión nuclear en su interior. Las estrellas enanas blancas son el producto final de la evolución de una estrella similar al Sol, en tanto, las enanas marrones desde su inicio nunca tuvieron suficiente material para producir fusiones nucleares, es decir, estrellas fallidas. “Cuando esta estrella termine de utilizar el material en su núcleo, después de miles de millones de años de evolución, se desprenderá de sus capas exteriores”, señaló Hernández Santisteban. “Lo que quedará será el centro de la estrella compuesta por los productos de la fusión nuclear. A esta remanente se le conoce como enana blanca”, agregó. Los científicos observaron el sistema SDSS J143317.78+101123.3, mediante el uso del espectrógrafo X-Shooter, en el Very Large Telescope (VLT), en Cerro Paranal, Chile. “Lo que pudimos ver fue que la enana marrón domina la emisión en el infrarrojo, mientras que en el óptico las contribuciones del disco de acreción y de la enana blanca son más importantes”, dijo el científico mexicano. “Con modelos teóricos, se puede estimar la emisión de estos dos últimos y sustraerla del espectro total para aislar la contribución de la enana marrón”, detalló. Hernández Santisteban dijo que su estudio abastece de observaciones que pueden ser comparadas de forma directa con modelos computacionales, lo que permitiría entender el interior de las estrellas enanas marrones cuando son sometidas a radiación externa derivada de la enana blanca, a fin de aplicarlo al estudio de exoplanetas. Los resultados de la investigación, donde participó Hernández Santisteban, se publicó en la revista científica “Nature”, con el nombre de “An irradiated brown-dwarf companion to an accreting white dwarf”. “Yo fui el investigador principal y empecé a trabajar con los datos cuando inicié mi doctorado en 2012 en la Universidad de Southampton, en el Reino Unido. Me tomó cerca de un año y medio preparar todo el material que fue publicado”, resaltó el científico.