‘Culebras de agua’, pequeños tornados muy frecuentes en México

Su formación se debe a una combinación de la fuerza del viento rotatorio que en ocasiones puede alcanzar los 500 kilómetros por hora y la diferencia de presión que se genera en áreas muy localizadas, según la UNAM

Redacción / La Voz de Michoacán

Coloquialmente es conocido como tromba, dragón, víbora, serpiente o culebra de agua, su nombre correcto es tornado y se trata de un fenómeno natural muy común en nuestro país.

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Las creencias populares atribuyen su formación a hechos sobrenaturales y buenos presagios, pero ¿tendrán algo de cierto?

En primer lugar, se debe entender que un tornado es uno de los fenómenos más severos que se producen sobre la superficie de la tierra.

Su formación se debe a una combinación de la fuerza del viento rotatorio que en ocasiones puede alcanzar los 500 kilómetros por hora y la diferencia de presión que se genera en áreas muy localizadas, según la UNAM.

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De acuerdo con el Departamento de Geografía Física del Instituto de Geografía de la máxima casa de estudios del país, se calcula que al año ocurren 50 tornados en México de marzo a octubre, pero su época de mayor incidencia es entre mayo y agosto.

Particularmente, en estados como Tlaxcala, Puebla y Estado de México se han presentado únicamente tornados de tipo no-supercelda, los cuales se caracterizan por ser muy delgados (de ahí el nombre de culebra), con una menor duración, potencia e intensidad de viento que los del tipo ‘supercelada’, pero siguen siendo igual de peligrosos, puesto que ocurren en zonas normalmente rurales donde las condiciones de construcción no son las mejores.

¿Presagian mal tiempo?

Los fenómenos naturales han sido concebidos como entes humanizados con voluntad propia desde las culturas más antiguas.

De acuerdo con las crónicas, se tiene registro de tornados desde la época de la Conquista, época en que los pobladores los asociaban con la abundancia de cosechas y buena fortuna.

Las sociedades indígenas históricamente han basado su subsistencia en la agricultura, lo que las ha hecho altamente dependientes de los fenómenos naturales como la lluvia y la fertilidad de la tierra.

Y, aunque la ciencia ha explicado que los tornados se producen naturalmente por la transición entre las masas de aire polar y tropical, es entendible que en un principio las creencias se originen de manera empírica.

Lo interesante con los tornados es que pueden llegar a arrancar árboles, cableado, techos e incluso levantar objetos que pueden salir proyectados a una velocidad de hasta 300 kilómetros por hora; no obstante, en la cosmovisión mesoamericana la serpiente está asociada con los poderes reproductores de la tierra y la fertilidad.

Un artículo publicado por la revista Arqueología Mexicana, por ejemplo, sostiene que en la mitología indígena serpientes y lluvias están estrechamente relacionadas: “se considera a estos reptiles como imagen del rayo, por eso llevan serpientes en las manos los tlaloques, mensajeros de Tláloc que reparten las lluvias […] y los relámpagos y truenos”.

Cabe señalar que este fenómeno sí puede llegar a ser muy destructivo, por lo que es importante alejarse rápidamente de zonas donde comience a formarse, mantener la calma y seguir las indicaciones de las autoridades en caso de una emergencia.