Moléculas de oxígeno fueron detectadas en la cubierta nebulosa del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko, y aunque los científicos no saben bien por qué, es un inesperado hallazgo que podría cambiar nuestra comprensión de los orígenes del Sistema Solar. La detección del oxígeno, que es el tercer elemento más abundante en el universo, es la primera de este tipo en un cometa y fue hecha por un instrumento a bordo de la nave espacial Rosetta de la Agencia Espacial Europea (ESA), que orbita a ese astro desde hace casi un año. El oxígeno molecular (O2) ha demostrado ser sorprendentemente difícil de rastrear, pero es el cuarto gas más común alrededor del cometa, indica André Bieler, físico de la Universidad de Michigan y autor principal de la investigación. “No esperábamos detectar oxígeno molecular en el 67P/Churyumov-Gerasimenko porque es muy reactivo químicamente, por lo que fue toda una sorpresa”, afirma Kathrin Altwegg de la Universidad de Berna y científica de la misión Rosetta. “Nunca habíamos pensado que el oxígeno podría sobrevivir durante miles de millones de años sin la combinación con otras sustancias”, añade Altwegg, co-autora de la investigación publicada este jueves en la revista especializada Nature. Mientras que los microbios y las plantas son responsables de la mayor parte del oxígeno de la Tierra, el nuevo descubrimiento no significa que el cometa 67P esté lleno de vida. En lugar de ello, los científicos creen que el oxígeno del cometa se originó muy temprano, antes de que el Sistema Solar siquiera había terminado de formarse. Estiman que partículas de alta energía han liberado oxígeno al golpear granos de hielo en el frío y denso lugar de nacimiento del sistema solar, conocido como una “nebulosa oscura”. El oxígeno se habría incorporado en el núcleo del cometa cuando se creó hace unos 4600 millones años y mantenido desde entonces, según los investigadores. “Esta evidencia de oxígeno como una antigua sustancia probablemente desacreditará a algunos modelos teóricos sobre la formación del Sistema Solar”, dice Altwegg. En noviembre de 2014, la misión Rosetta hizo historia al desplegar la pequeña sonda Philae, que aterrizó en el cometa, y a principios de este año, cuando el 67P se acercó al Sol, los científicos usaron un espectrómetro de masas para detectar las moléculas alrededor del astro. Al analizar la composición química de esas moléculas, encontraron que en promedio el O2 representa el 3.8 por ciento de la nube en relación con la sustancia más abundante, el agua. Los investigadores reconocen que serán necesarios más experimentos para determinar lo que la detección de oxígeno realmente significa. “Creemos que este resultado es de interés más allá de la comunidad cometaria porque nos obliga a repensar todos los modelos existentes”.