EFE / La Voz de Michoacán Barcelona, España. El escritor y divulgador Ferran Cases padeció ansiedad durante 15 años, hasta que "tocó fondo" y decidió cambiar su estilo de vida, lo que tuvo un efecto en su cerebro que la física Sara Teller puede explicar gracias a la neurociencia. Esta justificación científica despertó el interés de Cases y es por eso que, junto a Teller, han publicado "El cerebro de la gente feliz" (Ed. Grijalbo), donde detallan cómo lograr, con un cambio de rutina, que hormonas como la dopamina, la oxitocina, la serotonina y la endorfina tengan un importante papel para superar la ansiedad. A través de la experiencia personal de Cases, conviviendo con la ansiedad, la neuróloga consigue dar una explicación científica al proceso que siguió el autor para superarla y qué papel tuvo su cerebro. "Entender qué sustancias segrega tu cerebro y el efecto que tienen es esencial para saber cómo se debe actuar", asegura Cases en una entrevista con EFE. Cases, graduado en audiovisuales aunque ahora se dedica a trabajar la ansiedad, relata que, desde un punto de vista personal, es una enfermedad que "te asfixia, te provoca miedo e incluso te paraliza partes del cuerpo". Para Teller, física y doctora en Neurociencia por la Universidad de Barcelona (UB), "la ansiedad empieza con el estrés, que provoca que el sistema nervioso esté hiperactivado porque, por ejemplo, estamos agobiados". Según la neurocientífica, "cuando este estado es permanente y alguien se siente estresado, pero no logra entender el porqué, es cuando se puede hablar de ansiedad". Estas dos visiones de la enfermedad son precisamente el eje central de su nueva obra, que los autores definen como "una combinación entre crecimiento personal y divulgación científica". Para ambos, la neurociencia es una de las claves para enfrentarse a la ansiedad que "no se trabaja, ni se explica", pero que tiene un gran valor "en una sociedad donde todo se debe comprender de manera científica". "Estamos invadidos por mucha información, pero para lograr un cambio se necesita entender que, por ejemplo, si una persona no duerme, su cerebro se atrofia", relata Teller. En el libro, Cases explica cómo empezó a dejar de usar aparatos tecnológicos justo antes de irse a dormir "con el objetivo de poder descansar mejor". Esto, según Teller, provocó que su cerebro volviera a regular la melatonina, una hormona del cuerpo con un importante papel en producir el sueño, ya que la luz emitida por las pantallas tiende a confundir al órgano, que recibe esta luz como si fuera natural y rompe el ciclo. "En el libro presentamos un principio básico que es conocer qué pasa cuando alguien tiene ansiedad: si se entiende que segregando adrenalina te sientes peor y sabes, con estudios que lo demuestran, cómo revertirlo, ¿por qué no hacerlo?", detalla Ferran. "Entender que, por ejemplo, practicar actividad física es clave para estimular la producción de endorfinas, neurotransmisores que inducen sensaciones de bienestar y placer, por lo que reducen la sensación de dolor", añade Teller. Además, según la física, el deporte también ayuda a aumentar la segregación de serotonina, conocida popularmente como la hormona de la felicidad, y libera la dopamina, un neurotransmisor que activa los sistemas de recompensa. "Hasta cantando mantras que parecen frikis, como el Om, se trabaja la respiración, una de las herramientas más importantes para combatir los síntomas de la ansiedad", indica. De hecho, la neuróloga apunta que incluso sonreír, aunque sea de forma forzada, contribuye a segregar más neurotransmisores como endorfinas, dopaminas y serotonina, porque "se envía un mensaje al cerebro a través del nervio vago de que todo está bien". Cases, tras años investigando y trabajando alrededor de la enfermedad, asegura que "tomando perspectiva, la ansiedad puede ser una oportunidad para crecer". "Yo puedo asegurar que ya no soy el Ferran que muestro en el libro, el cuerpo me dijo 'basta, ponte las pilas' y así lo hice", ha concluido.