EFE / La Voz de Michoacán ¿Sabía que en nuestros hogares tenemos un diminuto zoo o microfauna compuesta por infinidad de criaturas a las que coloquialmente llamamos “bichos” y con los que convivimos cotidianamente, sin desearlo ni tampoco darnos cuenta? Pensar en la presencia y actividad de esta innumerable y variada naturaleza salvaje con la que convivimos, suele producir rechazo, inquietud o temor en muchas personas, pero lo cierto es que algunos de estos “bichitos” pueden cumplir un papel beneficioso en nuestro hogar a pesar de su aspecto desagradable, según David González Jara. “Por muy protegida, ordenada y limpia que se mantenga nuestra casa, estará siempre repleta de una naturaleza salvaje a escala diminuta”, explica el científico David González Jara. . Foto: Cottombro/Pexels. El científico multidisciplinar David G. Jara (https://twitter.com/davidgjara) es doctor y licenciado en Bioquímica, estudió las licenciaturas de Ciencias Químicas y Ciencias Ambientales en distintas universidades españolas, y compagina la divulgación científica con la docencia como profesor en las especialidades de Biología y Geología. Su libro ‘Un zoo en casa’ es el último de una serie de obras escritas enfocadas en la increíble biología de los “bichitos” y de otras especies, incluida la humana, así como en el poderoso y profundo vínculo entre los organismos de este planeta, como ‘El encantador de saltamontes’, ‘Bacterias, bichos y otros amigos’, ‘El reino ignorado’ y ‘Las moléculas de la vida’. VARIADA MICROFAUNA DOMÉSTICA “No es mi objetivo incomodar a nadie, pero por muy protegida, ordenada y limpia que se mantenga su casa, las personas deben saber que estará siempre repleta de esa naturaleza salvaje compuesta por insectos, arácnidos y miriápodos”, explica Jara. Señala que el interior de cualquier casa conforma un ‘bioma’ (comunidad ecológica en un determinado tipo de ambiente) complejo y con una enorme diversidad biológica. Asegura que “un reciente estudio encontró que en un hogar normal hay un intervalo de entre 32 y 211 especies, tan solo teniendo en cuenta los artrópodos (invertebrados con un esqueleto externo y apéndices articulados). El interior de una casa aloja una enorme diversidad biológica: se calcula en un hogar normal habitan entre 32 y 211 especies tan solo de artrópodos . Foto: Karolina Grabowska/Pexels. “Por supuesto, las hormigas, moscas y mosquitos, avispas, y escarabajos conforman el grupo más habitual, seguidos muy de cerca por todo tipo de arañas. Estos seres son solo una mínima representación de los ‘bichitos’ que conviven con nosotros”, según explica Jara a EFE. Añade que “estos ‘bichitos’ poseen una gran variedad y complejidad de mecanismos de comunicación, siendo la visual y la auditiva dos importantes vías de transmisión de información entre ellos, aunque el canal que utilizan con más frecuencia y eficacia para comunicarse es el olfato”. “Son criaturas en cuya naturaleza están las capacidades de resistir y adaptarse a casi cualquier condición, como es el caso de los piojos, que por algo llevan conviviendo con nosotros desde que nuestros antepasados se irguieron sobre sus dos piernas”, apunta. Añade que, paradójicamente, los insecticidas, unos compuestos químicos tóxicos y en general muy inespecíficos, “eliminan la mayoría de los ‘bichos’ inofensivos que conviven con nosotros pero son poco eficaces con los más peligrosos”. Pared de un salón decorada con elementos representativos de insectos. Foto: Georgia de Lotz/Unsplash. “Si analizamos por separado a los grupos de minúsculas criaturas que tienen una presencia más habitual en nuestras casas, podemos encontrar algunas causas profundas y específicas de esta inevitable convivencia”, según Jara. “Las hormigas, por ejemplo, son expertas en rastrear y localizar los alimentos, que los humanos dejamos con frecuencia expuestos y fácilmente accesibles a estos insectos, que se cuelan casi por cualquier rendija”, explica a EFE. Algo parecido sucede con algunas especies de moscas y escarabajos: “los hogares conforman un lugar perfecto para estos ‘bichitos’ tanto en lo que respecta a condiciones ambientales como a la disponibilidad de alimentos”, de acuerdo a Jara. Explica que “el caso de los mosquitos es especial, ya que su abundancia en nuestros hogares se debe simplemente a que somos una presa fácil y deliciosa para estos insectos”. ‘BICHITOS’ INOCUOS Y BENÉFICOS Afortunadamente “nuestro hogar también da cobijo a algunas especies de arañas (casi todas inofensivas para las personas) y ‘avispillas’ parásitas, que se alimentan de esos otros bichos molestos y, a veces, peligrosos, que sin quererlo conviven con nosotros”, puntualiza. La microfauna doméstica es enorme tanto en cantidad de individuos como en diversidad de especies, pero en su inmensa mayoría resulta ser completamente inofensiva, recalca Jara. Explica que insectos como las tijeretas, las típulas o la mosca de la fruta; artrópodos como el famoso ‘bichito bola’ (Armadillidium vulgare) o arácnidos como los opiliones, presentes casi en cualquier hogar, no causan daños a los seres humanos. Otros ‘bichitos’ no solo resultan inofensivos para los humanos, sino que además nos ayudan a eliminar a otros visitantes que sí podrían provocarnos algún disgusto, señala. “La ‘araña del desván’ (Pholcus phalangioides) o la ‘araña escupidora’ (Scytodes thoracica) son grandes cazadoras de mosquitos y entre sus presas preferidas se encuentra la ‘araña violinista’ (Loxosceles rufescens), la única araña que, aunque sea muy raramente, podría darnos un disgusto dentro de casa”, señala. David González Jara, científico multidisciplinar Asimismo algunas minúsculas avispas parásitas, como las de la especie Aprostocetus hagenowii, se han especializado en parasitar los huevos de uno de los insectos más desagradables que podemos encontrar en nuestros hogares: la cucaracha americana (Periplaneta americana), según este autor. “Y es que las cucarachas son unos ‘bichos’ de la casa que deberíamos tratar de evitar pues, al igual que las chinches hematófagas, los mosquitos, las pulgas o las garrapatas, pueden actuar como transmisores de peligrosas enfermedades”, advierte. Para Jara, “la ‘araña de desván’ es el mejor ejemplo de criatura beneficiosa que podemos encontrar en cualquier hogar” y sugiere dejarla “vivir tranquilamente en las esquinas de las paredes y en los techos, cazando silenciosamente todo tipo de insectos, por medio de sus minúsculas telarañas”. Portada de ‘Un zoo en casa’. Foto: Plataforma editorial. Las distintas especies de minúsculas avispas parásitas, que también aparecen en los hogares aunque con menor frecuencia que la ‘araña de desván’, “eliminan cucarachas, polillas y otros insectos, poniendo sus propios huevos sobre las ‘ootecas’ (estuches con huevos) de dichos insectos o inyectándolos en el cuerpo de las orugas. “Cuando nacen, las larvas de la ‘avispilla’ devoran los huevos de la cucaracha o se alimentan del cuerpo de la polilla en estado larval”, asevera Jara. Finalmente, “aunque tenga un aspecto terrorífico, el ciempiés doméstico (Scutigera coleoptrata) es un eficiente cazador de cucarachas, hormigas, pececillos de plata y muchos otros artrópodos, a los que caza durante sus “patrullas nocturnas para cazar”, prosigue. Jara recomienda “respetar y perdonar la vida a estos ‘bichitos’ beneficiosos, en el hipotético caso de que nos crucemos con ellos, ya que se comen a otras criaturas más molestas”.