Entrevista | El proyecto michoacano que busca reemplazar el plástico convencional con biopolímeros
“Nos dedicamos a estandarizar los procesos y al desarrollo tecnológico-científico, pero ahora en el sector privado ¿quién lo quiere implementar?”, expresó la bióloga.
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Abril García / La Voz de Michoacán
Un equipo de científicos, encabezado por una destacada investigadora michoacana, desarrolló una alternativa sustentable al uso de plásticos, mediante el uso de biopolímeros. Sin embargo, al tratar de implementar esta tecnología en la producción industrial de artefactos de plástico esta iniciativa no consiguió realizarse por falta de apoyo presupuestal de las autoridades gubernamentales.
Grisel Fierros Romero, científica especializada en biotecnología, nos concedió una entrevista para difundir su proyecto de sustituir el plástico por una alternativa degradable y ecológica, así como de las complicaciones que existieron alrededor de este.
Utilizando los hongos manchús alimentados con reactivos especiales, desarrollaron unas "películas" que pueden ser procesadas para crear biopolímeros que pueden utilizarse como materia prima en la construcción de artículos de plástico. Así, a base de esta materia de origen natural que tiene una consistencia como "gomitas" pueden producir bolsas, popotes, cubetas o botellas sin recurrir al plástico convencional.
La científica, originaria de Ciudad Hidalgo, nos explicó el proceso de extracción de esta materia prima, que puede ser procesada para obtener las características de elasticidad o de firmeza necesarias para la fabricación de una multiplicidad de productos.
Sin embargo, este proyecto llamado Bioprogem no consiguió ser concretado a pesar de sus infinitas aplicaciones y su avanzada tecnología. “Cuando ya estábamos en un nivel de desarrollo avanzado, al intentar aplicarlo a un nivel industrial hubo complicaciones”, expresó la postdoctora.
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Estas complicaciones surgieron debido a que, para sustituir al plástico convencional por estos polímeros naturales, se necesitaría que las autoridades gubernamentales o las iniciativas privadas invirtieran en nueva maquinaria que pueda funcionar con esta materia prima, ya que no tienen las mismas propiedades mecánicas.
“Utilizar estos biopolímeros implica restructurar sus procesos, necesitarían un apoyo externo como del gobierno para hacer inversiones en maquinaria, en moldes, en inyectores”, explicó Grisel Fierros Romero, quien estudio biología experimental en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH).
“Nos dedicamos a estandarizar los procesos y al desarrollo tecnológico-científico, pero ahora en el sector privado ¿quién lo quiere implementar?”, expresó la bióloga quien prevé que esta migración por parte de las empresas no suceda hasta que esta problemática se convierta en una prioridad mundial.
Realizar este tránsito de los plásticos a los biopolímeros implicaría una resolución al problema ambiental, ya que los desechos plásticos tardan entre 100 y 1000 años en degradarse. Así, contaminan los suelos y los mares, afectando la salud de los humanos y de los animales. En contraste, los biopolímeros tardan un par de semanas en biodegradarse, acorde con la científica.