EFE / La Voz de Michoacán Inglaterra. Las ardillas rojas ya eran portadoras de la bacteria de la lepra en la Edad Media en Inglaterra y estaba estrechamente relacionada con las aisladas en esqueletos humanos de la misma época, aunque no es fácil determinar quién transmitió la enfermedad a quién. Un estudio firmado por investigadores suizos y británicos que publica Current Biology recopila pruebas de yacimientos arqueológicos en la ciudad medieval inglesa de Winchester, que era conocida por su hospital para enfermos de lepra y sus conexiones con el comercio de pieles. Las pruebas demuestran que las ardillas rojas inglesas fueron en su día un importante huésped de cepas de Mycobacterium leprae, que causaban la lepra en las personas, y revelan una estrecha relación entre los restos encontrados en los roedores medievales y en esqueletos humanos medievales de ese lugar. "Con nuestro análisis genético hemos podido identificar a las ardillas rojas como el primer huésped animal antiguo de la lepra", afirmó la autora principal, Verena Schuenemann, de la Universidad de Basilea (Suiza). La similitud entre las cepas "muestra que la bacteria de la lepra se transmitía probablemente entre animales y humanos en aquella época", dijo Schünemann. Sin embargo, subraya que, según los conocimientos actuales, no está claro cómo tuvo lugar. "No sabemos si las ardillas infectaron a los humanos o si fueron los humanos quienes introdujeron la enfermedad en los animales", comentó. En conjunto, los resultados apuntan a una circulación independiente de cepas de M. leprae entre humanos y ardillas rojas durante el periodo medieval, destacó. En la Edad Media hubo varios puntos de contacto entre humanos y ardillas. Un aspecto clave fue el comercio de pieles, especialmente en los siglos XI y XII cuando se usaban en abrigos y estos animales también se tenían como mascotas en las cortes reales y en conventos. La cepa de ardilla roja medieval que recuperaron los investigadores está más estrechamente relacionada con las humanas medievales de la misma ciudad que con las aisladas de ardillas rojas modernas infectadas. El equipo estudió 25 muestras humanas y 12 de ardillas para buscar M. leprae en dos yacimientos arqueológicos de Winchester y secuenciaron y reconstruyeron cuatro genomas que representaban cepas medievales de la enfermedad. Los investigadores consideraron que los resultados son especialmente importantes para predecir la lepra en el futuro, porque a día de hoy no está del todo claro cómo se propaga la enfermedad. El enfoque sobre una salud global da prioridad a averiguar más sobre el papel que desempeñaron los animales en la propagación de enfermedades en el pasado, afirmó Schünemann. La comparación directa entre antiguas cepas animales y humanas "permite reconstruir posibles episodios de transmisión a lo largo del tiempo y ayuda a extraer conclusiones sobre el potencial zoonótico de la enfermedad a largo plazo".