Redacción / La Voz de Michoacán Fue en los laboratorios de Biología de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) donde Carlos Andrés Rodríguez Villegas, estudiante de Biología, logró reproducir esta especie en peligro de extinción. “Yo inicié aproximadamente hace cuatro o cinco años, empecé con una pareja y actualmente he tenido dos puestas. En la primera tuve 600 huevos, de los cuales a la etapa joven llegaron 480; y después la segunda puesta, que fue de 950 huevos, y actualmente están en desarrollo para que después veamos cuántos van a poder sobrevivir”, expuso el estudiante de Biología. LA REPRODUCCIÓN A través de un hábitat artificial y con los cuidados necesarios, el alumno mexiquense de la licenciatura de Biología ha logrado la puesta de más de mil huevos en los últimos ocho meses. “El ajolote tiene unas características fundamentales para el ecosistema. El cuidado de los ajolotes va dependiendo de la etapa en la que ellos nacen, se les debe alimentar con alimento vivo y ya después… se les puede dar crustáceos, lombrices, pescado crudo para facilitar un poco el mantenimiento en cautiverio”, explicó Carlos. Hasta hace unos años, esta especie habitaba en el lago de Xochimilco, en el sur de la Ciudad de México, pero el turismo en la zona ha amenazado la fauna endémica. “Xochimilco antes era un lugar muy apto para que el ambystoma mexicanum, o el ajolote, viviera, pero actualmente la perturbación y la explotación de recursos ha generado que la especie se vea disminuida. Hay zonas donde ya no se encuentran y esto (se debe) a muchos factores, como la contaminación del lago o la introducción de peces, como la tilapia, que es un depredador”, comentó Rodríguez Villegas. El objetivo de este trabajo de investigación es la posibilidad de reintroducir a los ajolotes a la vida silvestre. “Comprenderlos para saber exactamente qué condiciones son las más naturales posibles para que puedan tener éxito para cuando los queramos regresar”, expresó María de Lourdes Ruiz, investigadora mexiquense. Los ajolotes son animales que pueden llegar a vivir casi 20 años, ayudan a la absorción de metales pesados en el agua y regulan la población de algunos insectos. Actualmente, existen en Lerma y en Xochimilco, lugar donde están más amenazados por la contaminación de la zona.