Alumnos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) trabajan en el desarrollo de un dispositivo llamado Proinsulitron, el cual tiene como objetivo proponer una terapia alternativa en el tratamiento de la diabetes mellitus tipo 1. El aparato de aplicación subcutánea cuenta con dos compartimentos: uno contiene una bacteria modificada (Escherichia coli) que monitorea los niveles de glucosa del cuerpo de la persona en tiempo real, explicó la colíder del proyecto Ilia Xrysw Hernández Mejía. El segundo compartimento suministra insulina, lo que ofrece un tratamiento personalizado en caso de que el portador lo requiera, detalló Hernández Mejía en una entrevista con la Agencia Informativa del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). El dispositivo tiene un tamaño de dos centímetros y se realizó con materiales biocompatibles con el cuerpo humano, para que no causen respuesta inmune en el paciente y se rechace, resaltó la estudiante. Además, el instrumento combina aspectos de ingeniería mecánica y biotecnología para lograr garantizar el suministro de la dosis de insulina correcta para los pacientes, puntualizó Hernández Mejía. En el desarrollo del dispositivo trabajan en conjunto estudiantes universitarios de diversas carreras como biología, biomedicina, medicina, ciencias genómicas, ingeniería y quimicofarmacobiología. De acuerdo con la estudiante, con este proyecto los alumnos de la UNAM ofrecerán en el mercado un dispositivo cómodo, económico y seguro para quien lo utilice, y sea una alternativa en el tratamiento de esta enfermedad. “Generalmente es por medio de insulinoterapia aplicando inyecciones con mediciones diarias que pueden resultar incómodas para el enfermo o las bombas de insulina que tienen un precio elevado y no todas las personas pueden costearlo”, apuntó Hernández Mejía. El dispositivo nació hace tres años con la idea del líder del proyecto, Alejandro Guzmán Vendrell, estudiante de biología, el cual pensaba que era posible realizar este dispositivo con las características adecuadas, comentó la universitaria. Aunque por ser estudiante y no pertenecer a algún tipo de programa de alguna dependencia, muchas fueron las dificultades que se presentaron para conseguir apoyo, explicó Hernández Mejía. “Fue así como tuvo acercamiento con diferentes facultades, profesores y directores, para contactar a los estudiantes y proponernos realizar Proinsulitron”, agregó.