Agencias / La Voz de Michoacán Inglaterra. La basura espacial atrapada en la órbita de la Tierra podría implicar una verdadera amenaza para las futuras expediciones espaciales, pues durante las últimas dos décadas se han producido 12 fragmentaciones accidentales al año, así lo dejo en claro un nuevo estudio de la Agencia Espacial Europea (ESA). Los especialistas concentraron sus esfuerzos y habilidades a posibilitar los viajes al espacio, y entre sus planes no trazaron un programa en relación a qué pasaría con los vehículos espaciales después de cumplir su objetivo, lo que produjo, a la larga, un cúmulo incuantificable de cientos de miles de fragmentos de basura espacial, muchos de ellos, derivados de explosiones y colisiones. “El mayor contribuyente al problema actual de los desechos espaciales son las explosiones en órbita, causadas por la energía sobrante (combustible y baterías) a bordo de naves espaciales y cohetes, -explicó Holger Krag, Jefe del Programa de Seguridad Espacial, a pesar de que se han implementado medidas durante años para evitar esto, no vemos una disminución en el número de tales eventos. Las tendencias hacia la eliminación al final de la misión están mejorando, pero a un ritmo lento”, advirtió. https://twitter.com/esaoperations/status/1315565556045697024 Ante el aumento progresivo del catalogado “tráfico espacial”, el especialista consideró necesario el desarrollo de tecnologías para los cohetes y naves espaciales, que un día se convertirán en desechos, sean a prueba de fallas. De este modo la ESA trabaja en la iniciativa de un programa de seguridad espacial, que tendrá como objetivo lograr un uso sostenible del espacio: “Diseñar cohetes y naves espaciales para minimizar la cantidad de 'desprendimiento': el material se desprende durante el lanzamiento y la operación, debido a las duras condiciones del espacio”, explicó Krag. Foto: Twitter. Entre las acciones que proponen la organización internacional se encuentra, la prevención de posibles explosiones por la energía almacenada, al “pasivar” las naves espaciales cuando cumpla el tiempo de vida vital, apartando las misiones desaparecidas fuera del camino de los satélites en funcionamiento, “ya sea desherbándolas o moviéndolas a una 'órbita de cementerio'”, detalló. “Si se adopta rápidamente, la inversión sostenida en nuevas tecnologías para pasivar y deshacerse de las misiones, permitirá a nuestro medio ambiente hacer frente al aumento continuo del tráfico espacial y operaciones cada vez más complejas”, aseveró, pues aún hay posibilidades para confrontar el fenómeno. Foto: Twitter. Por ello, el especialista recurrió al posible escenario, propuesto años atrás por el consultor de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA), Donald J. Kessler, en el cual estimó que si la densidad de objetos en órbita baja terrestre aumenta, sería tan alto que los objetos serían impactados con frecuencia por la basura, creándose así aún más fragmentaciones y un mayor riesgo de otros impactos sobre más objetos. “En este punto, ciertas órbitas alrededor de la Tierra se volverán completamente inhóspitas”, detalló. Con información de El Universal.