Ciudad de México.- Más allá del calentamiento global, uno de los fenómenos que más afecta a las manchas urbanas durante la presente temporada son las “islas urbanas de calor”, que incluso pueden ejercer un papel importante en el fenómeno de contaminación atmosférica. De hecho, una de las razones por las que se percibe más calor se debe en parte a que estas “islas” hacen que la temperatura, de por sí ya elevada respecto a años anteriores, se incremente de 1.6 a 1.8 grados Celsius. En entrevista con Notimex, el investigador del Centro Universitario de Investigación en Ciencias del Ambiente en la Universidad de Colima, Ignacio Galindo Estrada, explicó que este fenómeno se presenta en áreas urbanas de 500 mil habitantes en adelante. Las “islas urbanas de calor”, dijo, son el resultado de la construcción con hormigón, asfalto, ladrillos y piedras, elementos que se convierten en absorbentes de calor cuando se presenta un anticiclón térmico. Como resultado de ello, el calor que normalmente suele dispersarse en el transcurso de la noche, no lo hace tan rápido, dado que estas grandes superficies urbanas continúan irradiando el calor absorbido. Esto, aunado a la falta de grandes zonas verdes y el entubamiento de los afluentes acuosos en la ciudad, trayendo como consecuencia la reducción de capacidad de absorber esta energía por fotosíntesis o evaporación del agua. Además de los efectos de la actividad industrial y doméstica que generan un aporte de calor medio, y que terminan por convertir a las zonas urbanas en invernaderos calentados por la acumulación de gases de automóvil y la radiación acumulada en el hormigón. ¿Esto nos puede llevar a registrar temperaturas récord? El meteorólogo del Servicio Meteorológico Nacional, Jaime Albarrán de Asencia, resaltó que es normal la actual temporada de calor que se vive en el país, de manera que no habrá mayores alteraciones en materia de lluvias o estiajes. De esta forma, la temperatura promedio que podríamos esperar para la actual temporada de calor oscilaría entre los 31 y 33 grados, con sus respectivas variaciones atribuidas al intercambio de sistemas entre anticiclones, zonas de inestabilidad, frentes fríos e ingreso de humedad de ambos litorales mexicanos. Desde luego, reconoció que en efecto, las ciudades podrían presentar un registro diferente debido al fenómeno de “islas urbanas de calor”, lo que haría que la percepción de calor sea mayor a la real en zonas como la Plancha del Zócalo, aunque la temperatura no aumentaría más allá del grado y medio. ¿Cómo afecta el fenómeno de islas de calor en la Zona Metropolitana? En ese sentido, el investigador del Departamento de Física del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del IPN (Cinvestav), Jorge Castro, explicó que en efecto, la temperatura en las ciudades suele variar debido al fenómeno de “islas urbanas de calor”. Ello se debe al simple hecho de sellar la superficie natural de la tierra con asfalto, lo que limita la capacidad natural de “evaporespiración” de la tierra, convirtiendo a las urbes en grandes planchas de absorción de energía solar. En ese sentido, recordó que en la naturaleza existen las “islas de calor” como en las zonas de desierto, sin embargo incluso en estas zonas existen condiciones de “evaporespiración” que permiten mantener un equilibrio en la temperatura registrada. En el caso particular de las ciudades, al limitar esta condición de respiración natural que tiene la tierra, se convierte también en un factor que evita que los contaminantes se dispersen de forma rápida. De hecho, éste ha sido el escenario que ha propiciado que las autoridades hayan decidido tomar la medida de endurecer la aplicación del Hoy no circula, pues debido a la concentración de calor que se produce en la ciudad, se generan las condiciones para que la acumulación de partículas por millar de ozono alcance niveles peligrosos. Para empezar, el investigador aclaró que el ozono no es un contaminante primario, ya que las fuentes que están generando contaminantes como la industria y los vehículos, no producen en sí el ozono. En ese sentido recordó que como resultado de la combustión de hidrocarburos, en combinación con las altas temperaturas, generan una serie de contaminantes que son los óxidos de nitrógeno, básicamente, los cuales resultan ser los precursores del ozono. “En pocas palabras, la generación de estos contaminantes en combinación con la radiación solar son los que producen una serie de reacciones químicas que traen como resultado la producción del ozono, entre otros”, subrayó. Como resultado de ello es comprensible que con la actual temporada de calor, en combinación con el fenómeno de “islas urbanas de calor”, se hayan gestado las condiciones favorables para que se incremente la producción de este gas. Desde luego, aclaró que hay que entender que el ozono que se está produciendo en la baja atmósfera es el responsable de que resulte afectada la salud, muy contrario al ozono de la alta atmósfera y que protege al planeta de las emisiones de rayos UV. ¿Cómo puede revertirse o atenuar el efecto de las islas de calor? Para ayudar a atenuar estas condiciones peligrosas, es indispensable comenzar a pensar en una reingeniería de la ciudad, en donde se considere la existencia de grandes áreas verdes, así como la producción de carpetas asfálticas que permitan la respiración natural de la tierra, consideró. En ese sentido, Jorge Castro recordó que las áreas verdes juegan un papel importante para mantener equilibrada la humedad y respiración natural de la tierra, que es lo que podríamos denominar “evaporespiración”. Asimismo, el investigador del Departamento de Física del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del IPN recordó que existen proyectos en los que se han desarrollado carpetas asfálticas permeables que permiten tanto la absorción como la respiración natural de la tierra. Así, aplicar este tipo de tecnología también podría convertirse en un beneficio si consideramos que la carpeta asfáltica actual evita que los mantos freáticos naturales del Valle de México se recarguen de manera natural, ya que el agua de la lluvia se va directo al drenaje. Al respecto, el investigador del Centro Universitario de Investigación en Ciencias del Ambiente en la Universidad de Colima, Ignacio Galindo Estrada, recordó que la falta de grandes zonas verdes y el entubamiento de los afluentes acuosos en la ciudad reduce las oportunidades de transformar la energía solar a través de los procesos de fotosíntesis o evaporación del agua. De hecho, aseguró que diversos estudios muestran la relación directa entre las altas temperaturas urbanas y la falta de vegetación, por lo que se producen estaciones del año alteradas con inviernos más fríos y veranos más calurosos. La diferencia podría llegar hasta los dos grados, pero en ocasiones y de acuerdo con las condiciones generadas también por los edificios que absorben energía calorífica, y la acumulación de gases de efecto invernadero, las temperaturas pueden incluso tener una diferencia de hasta cuatro grados. Por ello, este fenómeno tiene un impacto negativo sobre el organismo humano, especialmente en verano, ya que puede causar recalentamiento excesivo. Por lo tanto, se debe aumentar la proporción de zonas verdes y pequeñas masas de agua, concluyó Galindo Estrada.