Agencias/La Voz de Michoacán. México. La estrella supergigante Betelgeuse nos sorprende con un nuevo capítulo en su dramática existencia. En 2019, Betelgeuse sorpresivamente comenzó a atenuarse y, después de haber manejado varias hipótesis, los astrónomos ahora dicen que el fenómeno se debió a una serie de enormes parches fríos que afectaron su brillo. Las estrellas gigantes rojas como Betelgeuse con frecuencia sufren cambios en su luminosidad, pero la caída al 40% de su brillo habitual entre octubre de 2019 y abril de 2020 sorprendió a los astrónomos. Incluso algunos llegaron a pensar que la estrella estaba a punto explotar y generar una supernova. Pero ahora, los investigadores dicen que Betelgeuse se estaba opacando debido gigantescas áreas frías, similares a las manchas que aparecen en el Sol. Ahora la estrella se ha recuperado y desde mayo de 2020 tiene nuevamente su brillo original. Betelgeuse, que está a unos 500 años luz de la Tierra, está llegando al final de su vida. Sin embargo, no se sabe con precisión cuándo explotará; podría tomar hasta cientos de miles de años o incluso un millón de años. Cuando la estrella se quede sin combustible, primero colapsará y luego rebotará en una explosión espectacular. Eso no representará ningún riesgo para la Tierra, pero Betelgeuse se iluminará enormemente durante unas pocas semanas o meses. Su brillo sería visible a la luz del día y podría ser tan brillante como la Luna durante la noche. Debido a que la luz tarda unos 500 años en llegar a nosotros, estaríamos viendo un evento que sucedió siglos atrás. Los cambios de Betelgeuse Se han propuesto varios escenarios para explicar los cambios recientes en el brillo de la estrella. Hace unos meses, los astrónomos creían que la disminución del brillo de Betelgeuse se debía a que el polvo que la misma estrella produce la hacía ver más opaca. Las gigantes rojas como Betelgeuse exhiben un comportamiento conocido como pulsación, causado por cambios en el área y la temperatura de las capas superficiales de la estrella. Las pulsaciones pueden expulsar las capas externas de la estrella. El gas que se libera en esas expulsiones se enfría y se convierte en compuestos que los astrónomos llaman polvo. Para probar la idea del polvo, los astrónomos utilizaron los telescopios Atacama Pathfinder Experiment (APEX), en Chile, y el Telescopio James Clerk Maxwell (JCMT), en Hawái. Estos telescopios miden la radiación electromagnética en el rango espectral de onda submilimétrica. La longitud de onda de esta radiación es mil veces mayor que la de la luz visible. Esta parte del espectro electromagnético es particularmente útil para observar la distribución del polvo cósmico. "Lo que nos sorprendió fue que Betelgeuse se volvió un 20% más oscura incluso en el rango de ondas submilimétricas", dice Steve Mairs, investigador del Observatorio de Asia Oriental en Taiwán, que opera el JCMT y coautor de la nueva investigación. Este resultado no es compatible con la presencia de polvo, dicen los investigadores. En cambio, consideran que la pérdida de brillo se debió a cambios en la temperatura de la fotósfera de la estrella, es decir, en su superficie luminosa. "Las imágenes de Betelgeuse de diciembre de 2019 muestran áreas de un brillo variable", dice Peter Scicluna del Observatorio Europeo Austral (ESO) y coautor de la investigación. "Junto con nuestro resultado, esto es una clara indicación de enormes puntos estelares que cubren entre 50% y 70% de la superficie visible y tienen una temperatura más baja que la más brillante fotosfera", dice Scicluna. A manera de comparación, una mancha solar típica es del tamaño de la Tierra, mientras que la mancha estelar de Betelgeuse sería cien veces más grande que el Sol, según explica Albert Zijlstra de la Universidad de Manchester y coautor del estudio. Betelgeuse tiene aproximadamente 20 veces más masa que nuestro Sol y es unas 1.000 veces más grande. Si ubicáramos a Betelgeuse en el centro de nuestro sistema solar, llegaría casi hasta la órbita de Júpiter.