Abril García / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. El lactarius índigo es una de las especies de hongos comestibles silvestres más consumida en el país, la cual crece en las regiones boscosas del estado de Michoacán. El hongo azul fue considerado como tóxico por su coloración, además de ser relacionado con intoxicaciones gastrointestinales por sus propiedades laxantes. Sin embargo, por estos mismos motivos es utilizado con fines medicinales, ya que alivia al estreñimiento. Foto: Ernesto Venegas Foto: Ernesto Venegas El hongo forma asociaciones simbióticas con las raíces de los árboles como los encinos y los pinos. Mediante las asociaciones micorrízicas, las plantas intercambian fotosintetatos por nutrientes que el hongo obtiene del suelo, como nitrógeno y fósforo. Esta simbiosis entre raíces y hongos beneficia a ambos organismos. Los hace resistentes a la infección por patógenos, tolerantes al estrés y ayudan a la conservación del suelo, acorde con la investigación de Margarita Carrillo. Dependiendo del ambiente y de la humedad, la coloración del hongo puede variar de azul a gris, incluso tomando tonos verdosos si presenta deshidratación. Por su característico color, comunidades indígenas como los nahuas le han nombrado Matlalitzle, que hace referencia a la coloración azulada de los moretones en el cuerpo humano. Para su consumo, estas comunidades acostumbran consumirlo junto con un trago de licor para que no hagan efecto sus propiedades laxantes. Las poblaciones de Tequila en el estado de Jalisco, territorio donde crece este hongo, popularizaron su consumo como ingrediente de platillos gourmets. La oferta turística que ofrecen se dirige a la búsqueda, recolección y degustación. Entre las recetas que existen utilizando este ingrediente se encuentra en rajas al chipotle, en filetes al mojo de ajo y en tacos con aguacate.