Agencias / La Voz de MichoacánIndia. Tras bajarse de sus “rickshaw”, con cubrebocas puestos y desinfectante recién embarrado en sus manos, un equipo de trabajadores de la salud se acercó a una de las casas con paredes de barro en Masli, una aldea remota en el noreste de India, rodeada por kilómetros de selva montañosa. “¿Es usted Amit Deb?”, le preguntaron a un hombre delgado y sin camisa que estaba parado en su patio. Deb asintió con cautela. Cinco días antes había dado positivo por coronavirus. Ahora sus familiares tenían que hacerse la prueba. Todos se negaron. “No podemos darnos el lujo de entrar en cuarentena”, explicó Deb, un comerciante. Si alguien más en su familia resultaba positivo, se les ordenaría a todos permanecer encerrados, lo que se traduciría en incluso más semanas sin poder trabajar y acercaría a la familia a la posibilidad de quedarse sin alimentos. El equipo médico se instaló en la casa de al lado. Sin embargo, siguieron obteniendo rechazos. Un trabajador de la salud aplica una prueba de coronavirus en Masli, en el estado de Tripura, India, el 16 de septiembre de 2020. (Anindito Mukherjee/The New York Times) El desacato a las reglas para combatir el coronavirus es común en las zonas rurales de India y está catapultando el número de casos de virus de este país hacia el primer lugar a nivel mundial. Las infecciones se están propagando a todos los rincones de esta nación de 1300 millones de habitantes. Los medios de comunicación indios lo denominan “la ola rural”. En las megaciudades indias donde la pandemia golpeó al principio, las vigorosas campañas de concienciación pública han logrado que la población, en general, se mantenga alerta. Sin embargo, la India rural se está resistiendo a los esfuerzos gubernamentales por contener el virus. En muchos pueblos nadie utiliza cubrebocas. No existe el distanciamiento social. Las personas se niegan a hacerse las pruebas de diagnóstico y esconden a sus enfermos. Los hospitales se están saturando; en el pabellón de coronavirus de un hospital del estado de Tripura, se permitió que los cadáveres se llenaran de insectos, según fotografías de un exfuncionario del gobierno. En viajes recientes a más de una docena de áreas rurales repartidas por varios estados, desde Tamil Nadu en el sur y Bengala Occidental en el lejano oriente hasta Tripura, Bihar y Uttar Pradesh en el norte, la reacción a la pandemia pareció ser completamente diferente al de las grandes ciudades como Delhi y Bombay. En las zonas rurales muchas personas se comportan como si el coronavirus no existiera. Incluso muchos policías, que han sido autorizados para hacer cumplir las normas pandémicas, no están usando cubrebocas. Esta intransigencia ha ayudado a la India a alcanzar a Estados Unidos en términos de infecciones totales. Los casos en Estados Unidos están cerca de los 7,6 millones, en comparación con los 6,8 millones de la India, según una base de datos de The New York Times. Sin embargo, India está sobrepasando los nuevos casos estadounidenses a razón de unos 30.000 diarios, lo que posiblemente signifique que India superará a Estados Unidos en las próximas semanas. Muchas personas en los pueblos de la India creen que el gobierno está exagerando lo grave de la pandemia y no está mostrando ninguna sensibilidad a las dificultades económicas que están sufriendo. Los funcionarios gubernamentales han intentado asegurarles que están conteniendo el virus mientras buscan conseguir el mejor equilibrio posible entre la protección de sus vidas y la de sus actividades económicas. Baja letalidad Las autoridades afirman que el número de casos en India está aumentando porque se están realizando cerca de un millón de pruebas diarias, cinco veces más que hace unos cuantos meses. También destacan la relativamente baja tasa de letalidad del país, cerca de un octavo o noveno de las de Estados Unidos, España, Brasil y el Reino Unido. Los científicos afirman que esto se debe a que la población de India es más joven y delgada, aunque advierten que la mayoría de muertes en India, sin importar la causa, no son investigadas. Además, las muertes en la India están aumentando de forma constante en unas 1000 diarias, lo que suma en la actualidad aproximadamente 105.000. El primer ministro Narendra Modi ha “hablado en todas las plataformas disponibles y ha enfatizado la necesidad y la importancia de utilizar cubrebocas y mantener el distanciamiento físico”, afirmó Manisha Verma, portavoz del Ministerio de Salud de India. La estrategia del gobierno, dijo, ha sido modificar el comportamiento en vez de hacer cumplir la ley por la fuerza. De hecho, incluso a pesar de que el coronavirus se sigue extendiendo por las regiones rurales, en otras partes de la India se están flexibilizando las restricciones para ayudar a sanar la economía. Este mes, el gobierno central permitirá la reapertura de las salas de cine. Las escuelas podrán abrir de nuevo sus puertas si los gobiernos estatales lo aprueban. Esta primavera, Modi puso al país entero en cuarentena con apenas cuatro horas de aviso previo, para así ganar tiempo a fin de que India aumentara su producción de cubrebocas y otros equipos de protección y abriera centros de tratamiento. Sin embargo, la medida severa generó un éxodo de millones de trabajadores migrantes que no podían permitirse el lujo de quedarse en las zonas urbanas. Su traslado a las comunidades rurales fomentó la propagación del virus a casi todos los rincones de la India. “Todavía estamos en la primera ola de infecciones”, dijo Rajib Acharya, un investigador asociado radicado en Nueva Delhi de Population Council, una organización sin fines de lucro que trabaja con temas de salud y desarrollo. “No veo que se esté desarrollando una nueva estrategia para las áreas rurales”, añadió. Las zonas rurales no están bien equipadas para afrontar la situación. Casi dos tercios de la totalidad de las camas de los hospitales en el país se encuentran en las áreas urbanas, las cuales albergan solo a un tercio de la población. Los hospitales de todo el país están luchando por proporcionar suficiente oxígeno para un número cada vez mayor de pacientes. Muchas personas, tanto en las ciudades como en el campo, han tenido problemas para encontrar camas para sus familiares enfermos. “Las familias en la India viven con miedo, dolor, tristeza, depresión, ansiedad e inseguridad alimentaria, y posponen su atención de otras condiciones de salud”, afirmó Bhramar Mukherjee, epidemióloga de la Universidad de Míchigan. “Es un momento trágico”. Mukherjee le atribuyó la propagación del virus a la “habituación, la insensibilización, el fatalismo, la fatiga y la negación”. El lejano estado nororiental de Tripura, densamente boscoso y en gran parte rural, es un caso de estudio sobre la propagación del virus. Antes de mediados de junio, el estado de cerca de 4 millones de habitantes había reportado un total de menos de 1000 infecciones. En la actualidad, el total es de 27.545, según datos estatales. Muchos expertos creen que ese número es una fracción de la cifra real. La tasa de letalidad del estado también está aumentando de forma constante, desde su primera muerte reportada en junio a más de 300 en la actualidad.