EFE / La Voz de Michoacán Madrid.- Los árboles por sus bondades suscitan apegos pero además conflictos cuando se talan para erigir infraestructuras urbanas, pero ¿trasplantar es la solución? Dicha opción, según los ingenieros de Montes no es viable porque la tasa de supervivencia de ejemplares maduros expatriados de su hábitat original es casi nula. En estos árboles su sistema radicular o conjunto de raíces para su anclaje es enorme y puede extenderse bajo tierra hasta decenas de metros, para darles acceso al agua y nutrientes, no siempre cercanos dado que los suelos urbanos suelen ser menos fértiles que el campo. A ello se suman otros factores que afectarían al desenlace del trasplante y que tienen que ver con la envergadura del tronco y la consolidación de las copas arbóreas tras años de convivencia del árbol con el terreno original que les da cobijo y al que están adaptados. "Para más del 99 por ciento de los árboles maduros sería inviable trasplantarlos porque no sobrevivirían al proceso", asegura en una entrevista a EFE el decano del Colegio Oficial de Ingenieros de Montes en Madrid, José Luis Rodríguez. "Un árbol maduro es como una persona adulta; a mayor edad más difícil moverlo sin problemas", ha indicado el experto a modo de ejemplo. Para que un trasplante arbóreo fructifique con éxito el cepellón o bloque de tierra circular en el que se adhieren los nutrientes a las raíces debe ser manejable para no dañarse en la extracción ni en el transporte para su trasplante. Dependiendo del caso -porque influyen diversas variables-, el coste de mover un solo árbol de un sitio a otro podría oscilar entre 20.000 o 30.000 euros aproximadamente, y sin garantizarse su supervivencia que sería casi imposible, según el experto. También la logística sería muy compleja: grandes camiones, grúas y operarios, en un proceso de varias semanas para su implementación, con mucha planificación y que podría afectar al funcionamiento habitual de semáforos y otros elementos del mobiliario urbano. El decano del Colegio Oficial de Ingenieros de Montes en Madrid ha aprovechado para destacar el papel de las infraestructuras verdes en las ciudades, como son los bosques urbanos, y ha dicho que tienen que ser consideradas "un elemento tan importante como el resto de infraestructuras". Su contribución es "básica para la salud, con multitud de beneficios para las personas a nivel de bienestar emocional y físico", a lo que se añaden los valores intangibles y asociados al patrimonio, ha añadido. Los conflictos urbanos a cuenta de los árboles Los conflictos entre administraciones y ciudadanos a cuenta de los árboles en las ciudades en esa búsqueda por el equilibrio entre espacios verdes y obras de ingeniería e infraestructuras urbanas es una batalla que se repite de forma recurrente. "Cortar un árbol no gusta a nadie", pero si la boca del Metro -en relación con la ampliación de la infraestructura en Madrid- tiene que estar en un sitio concreto porque "no hay más alternativa viable y así lo demuestran los informes técnicos, no pasa nada por apear o talar unos pocos árboles; tenemos que relativizar", ha añadido. No es lo mismo, en cualquier caso talar centenares de árboles que unos pocos, ni hacerlo en una ciudad dominada por el hormigón o en otra de espacios verdes abundantes. Tampoco si la causa está plenamente justificada con informes técnicos o si por el contrario fuera arbitraria, porque cada situación tiene sus particularidades, ha explicado el experto. Sobre Madrid ha dicho que es una de "las diez ciudades más arboladas del mundo", con alrededor de 5,7 millones de ejemplares arbóreos y flanqueada por la Casa de Campo, un enorme parque junto a la ciudad. "Muy pocas a nivel internacional tienen un gran bosque urbano a su lado", ha asegurado. Clasificación y características de los árboles Definir un árbol maduro depende de muchos aspectos. A partir de seis o siete metros un ejemplar "puede pasar de arbolillo o arbusto a árbol"; existen también los que no son árboles como tales pero pueden adquirir porte arbóreo con cuidados de jardinería. Por especies, entre las de crecimiento rápido están los chopos que en siete u ocho años adquieren alturas muy importantes; por el contrario con un crecimiento más lento está el árbol nacional que es la encina. Aunque no existe relación estricta entre altura y edad del árbol, en general "sería inviable un trasplante a partir de unos 12 o 15 metros y con perímetros troncales de entre 1 o 2 metros". En el caso del cedro, una especie majestuosa que puede superar los 15 o 20 metros, la idea de un trasplante sería "absolutamente" inviable. Su crecimiento piramidal como en todas las coníferas y su potente sistema radicular, complican mucho la extracción del cepellón sin dañarlo. En el mejor de los casos, si solo acabara perjudicado el 30 %, el árbol habría quedado incapacitado para seguir viviendo, advierte el experto. También el estado de salud del árbol influye en su adaptación a nuevos entornos. Así, un ejemplar perfectamente sano tendrá más posibilidades de éxito que otro con enfermedades, plagas u otros problemas.