Uso de plaguicidas crea 'superinsectos' y bacterias resistentes

La Voz de Michoacán. Las últimas noticias, hoy.

El uso de herbicidas como el glifosato, plaguicidas para el campo y cultivos transgénicos han propiciado la creación de “superinsectos” y bacterias súper resistentes, que pueden provocar graves daños a la salud del ser humano.

Juan Fernando Rubio Quiroz, secretario de la Comisión de Medio Ambiente y Recursos Naturales de la Cámara de Diputados y Carlos Alvarez Flores, presidente de la organización “México, Comunicación y Ambiente”, advirtieron que a 70 años del uso de plaguicidas, todos los hongos, bacterias e insectos han mutado y ahora son más resistentes.

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Por ello, dijeron, el mundo debe regresar al uso de fertilizantes naturales como el abono de borrego, gallina, e incluso desperdicio del nopal una vez que ha culminado su procesamiento y que es de excelente calidad para el suelo agrícola.

Aseveraron que la utilización de químicos "mata de manera paulatina” la materia orgánica del suelo. “Es un ser vivo que necesita ser alimentado con nutrientes naturales, tiene un espesor de 40 a 80 centímetros y es el que alimenta al ser humano”.

Por lo tanto, debemos regresar a esa cultura para proteger nuestra biodiversidad genéticamente, expresaron Rubio Quiroz y Álvarez Flores en entrevista con Notimex.

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Advirtieron que la modificación de los genes de semillas como el maíz, el trigo, la soya y el sorgo para protegerlos de los insectos y del medio ambiente, puede influir de manera indirecta en el surgimiento de cáncer en el ser humano.

“Actualmente el ser humano es el reflejo de que el medio ambiente está enfermo y debemos hacer algo para revertir esta situación”, comentaron.

Explicaron que los cultivos transgénicos tolerantes a herbicidas, específicamente al glifosato, está matando al resto de semillas.

Esta sustancia química, como cualquier agente biocida, resuelve en las primeras aplicaciones los problemas de control de plagas y hiervas indeseables; no obstante, son sujetos de agotamiento y los organismos que se pretenden controlar siempre responderán con una mejor adaptación y, por ende, una mayor resistencia.

De este modo, en breve tiempo, alertaron, las dosis de aplicación tendrán que ser crecientemente mayores, hasta que los costos por concepto de insumos biocidas alcance el costo de la cosecha que se protege y la torne económicamente inviable.

El diputado del PRD comentó además que las empresas productoras de semilla transgénica y de herbicida glisofato protegen su investigación mediante patentes que obligan al productor a pagarles regalías sobre la parte de cosecha para volver a sembrar.

Históricamente, dijo, se ha cometido el error en la aplicación de plaguicidas, ya que estudios recientes demuestran que del 100 por ciento de la carga que es rociada, sólo 38 por ciento llega al cultivo y el 62 por ciento restante se esparce en otros cuerpos no agrícolas, cuerpos de agua y muchas veces en asentamientos urbanos.

Recordó que esta semana que inicia la Suprema Corte de Justicia de la Nación resolverá los amparos interpuestos por grupos sociales y productores rurales de miel orgánica en contra de las autorizaciones para implantar cultivos de soya transgénica a escala comercial en la Península de Yucatán.

La producción de miel en los estados de Tabasco, Quintana Roo y Campeche representan el 90 por ciento de la producción nacional del endulzante y la mayor parte de ella se exporta a Europa por su alta calidad orgánica, indicó Rubio Quiroz.