Agencias / La Voz de Michoacán Ciudad de México. En la vida es cierto que las épocas cambian, al igual que la tecnología, por eso las sociedades tienden a mejorar o empeorar, pero de lo que deben de estar seguras las familias, tanto del país como del mundo, es que los hijos siempre serán producto de una buena o una mala crianza por parte de sus progenitores, ya que es de ahí donde se genera el que sean personas independientes y confiadas de ellos mismos para su futuro, sólo que en la actualidad muchos de los papás en México están llegando al extremo de sobreprotegerlos y con ello llevándolos derechito al fracaso. Puede ser difícil de creer, pero según un nuevo informe de investigación de Child Trends de Vanessa Sacks y David Murphey, casi la mitad (45%) de los niños en este país han experimentado al menos una experiencia infantil adversa y el 21% experimentado dos o más, lo que lleva a comprender que existen dos modelos de crianza, el “quitanueves” y “el trampolín”, hallazgos que se basaron en datos de la Encuesta Nacional de Salud Infantil de 2016 (NSCH). Foto: Twitter. El lado negativo de la sobreprotección: • Vivimos en una sociedad que ha pasado rápidamente de la crianza en “helicóptero” a la crianza con “quitanieves”. • El padre “helicóptero” se cierne implacablemente sobre el niño por miedo y sobreprotección, gestionando cada movimiento y decisión que toma el niño. • El padre “quitanieves” va un paso más allá e interviene, eliminando todos los obstáculos, desafíos o problemas para el niño, contrario a un padre “trampolín”. • Los hijos no pueden aceptar la corrección o las críticas de su jefe o de los demás. • Los padres han seguido interviniendo y creando dependencia en sus hijos en lugar de equiparlos para lanzarse con éxito. • Estamos preparando a nuestros hijos para el fracaso cuando continuamos colocándolos en pedestales, tratándolos como si no pudieran hacer nada malo. • Les enseñamos que, si alguien trata de corregirlos o desafiarlos, correremos a su rescate mientras señalamos con el dedo acusador a maestros, entrenadores, árbitros, incluso profesores universitarios y empleadores, y los culpamos por “maltratar” a nuestro hijo. • Vivimos en una cultura que exige lo mínimo de nuestros hijos, mientras que todos reciben un trofeo solo por presentarse, independientemente de la actitud o la apatía. Hemos hecho de nuestros hijos nuestros ídolos: vivir la vida para servirlos en lugar de equiparlos con herramientas para el éxito. ¿Cómo lo daña el que siempre salgas al rescate? • Les enseña a los niños a ser inseguros. • Les enseña a los niños la inestabilidad emocional. • Los niños no pueden aprender inteligencia social o autorregulación sin una oportunidad. • Serán completamente ineptos para lidiar con emociones difíciles • Creer que serán completamente ineptos para lidiar con emociones difíciles, puede tener un costo mucho mayor. • No empujar a nuestros hijos a crecer se ha convertido en una de las razones por las que estamos viendo un aumento en los pensamientos y comportamientos suicidas entre nuestros adolescentes. Foto: Twitter. ¿Cómo ser un padre trampolín? 1. Permite que tus hijos cometan errores. 2. Enséñale a tu hijo la responsabilidad personal. No rescates a tu hijo de todos los conflictos. 3. Dale independencia a tu hijo. 4. Enséñele a tu hijo a considerar los sentimientos y las luchas que enfrentan los demás 5. Evita la tentación de empujar a tu hijo en una dirección, celebra quién es él y sus decisiones. 6. Determina las áreas en las que tu hijo sobresale y ofrece tu apoyo y aliento 7. Tú hijo tiene que entender que los errores son una parte natural de la vida y son aceptables. 8. Cultiva la responsabilidad: Asumir la responsabilidad es, quizás, el constructor más excelente de autoestima. 9. Preséntale oportunidades para participar en actividades que le interesan. 10. Enséñele a resolver problemas Conclusiones para los padres trampolín Un estilo de crianza autoritario que es apropiadamente exigente, pero al mismo tiempo cálido y de apoyo, también contribuye a reducir los impactos de las adversidades. • Si algo está asegurado, es la inevitabilidad de la adversidad. • Debe recordarse que la resiliencia no es automática, un poder extraordinario, ni una bala mágica. En cambio, es un comportamiento que se puede aprender, internalizar y ejercitar en momentos estresantes. La resiliencia le da a la persona la capacidad de sobrevivir y recuperarse de desafíos extremos. Con información de BB mundo.