Agencias / La Voz de MichoacánLas fantasías sexuales son una parte esencial dentro del repertorio que contempla nuestra conducta sexual. Son pensamientos completamente humanos, que forman parte de los recursos a los cuales recurrir para explorar nuestros deseos. y surgen en nuestra mente para generarnos sensaciones e incluso hacernos sentir mejor dispuestos para tener una relación. Aunque pueda ser un tema tabú -como todo lo relacionado con el disfrute del sexo- la fantasía erótica nutre nuestra imaginación, y nuestra capacidad creativa, a veces necesaria para poder desconectarnos de la realidad y ponernos en sintonía para el disfrute. Además, entre otros beneficios que tienen, las fantasías eróticas pueden ser una herramienta para liberarnos del estrés, y nos hacen sentir más activos en cuanto a relaciones, más seductores, se relacionan con mayor disfrute sexual. De hecho, hay investigaciones que demarcan las edades en que más deseo y disposición tenemos y se incluye la fantasía como un dato revelador. Es posible que este pensamiento surja por estímulos externos, como películas por ejemplo, o por estímulos internos como recuerdos. Sin embargo, vale acotar que no se trata de pensar en la forma de poner en práctica nuestro deseo, porque entonces ya no sería fantasía. Con lo cual vale la pena preguntarse, que significado tienen, por lo menos las más comunes, y qué dicen de nuestras necesidades humanas. La psicólogo Dania Piras, especialista en sexualidad típica y atípica, colaboradora en el blog Sexpert de Control, explica que las fantasías eróticas están influenciadas por el contexto histórico y cultural, de manera que, aunque pueden atender a necesidades individuales y alimentarse de la experiencia de cada quien, su intensidad y naturaleza pueden cambiar según la época y la ubicación. Por lo tanto, no deben considerarse como un indicador definitivo para comprender la psicología de una persona. Las fantasías sexuales no definen la psicología de una persona, ni tampoco su orientación sexual. Asimismo, las fantasías pueden ir cambiando a lo largo de la vida y no nos definen en nuestra identidad y forma de ser. Por ejemplo, fantasear con el sexo en grupo no nos convierte automáticamente en poliamorosos o infieles; o imaginar que disfrutamos de un beso con alguien de nuestro mismo sexo, no define un cambio en nuestra orientación sexual. Además, al componerse de una amplia variedad de factores no se les puede calificar como indicadores de patologías. Pero sí se han calificado cuáles son las más comunes. Según las investigaciones de Justin J. Lehmiller, del Instituto Kinsey de Sexualidad, quien hizo un importante estudio sobre deseos sexuales hay tres grandes categoría de fantasías sexuales. La primera es la relacionada con tener sexo en grupo, tríos u orgías, que buscan satisfacer la necesidad de ser centro de atención y manifiestan el deseo de ser amados por varias personas a la vez, según explica Piras. Luego, las fantasías sobre tener sexo en nuevos lugares y de diferentes formas, o en público. Estas manifiestan el deseo de riesgo y de vivir situaciones imprevistas. Muestran una necesidad de vivir nuevas experiencias, de explorar a través del sexo una manera de salir de la rutina y la monotonía. Y luego las fantasías sexuales de poder y dominio, que también se relacionan con la necesidad de escapar de algunos deberes y responsabilidades, y afrontar ansiedades. Las fantasías sexuales con otra persona que no es la pareja actual puede servir para compensar el aburrimiento por la rutina. Por otra parte, la piscólogo Gurit E. Birnbaum, menciona en un artículo de Psychology Today que hay investigaciones que respaldan que mientras avanza una relación en el tiempo, tanto hombres como mujeres suelen incorporar en su repertorio de fantasías a personas que no son su pareja y esto compensa el aburrimiento que puede venir con la rutina o el agotamiento de la relación. Incluso, esta investigadora relata que es posible que las fantasías contribuyan al fortalecimiento de la autoestima, una vez que nos sentimos más deseables, apoyados y amados en distintas circunstancias, por ejemplo cuando ven su relación real amenazada, lo que brinda un panorama mucho más amplio al efecto de imaginar situaciones sexualmente placenteras. Por último, Dania Piras recomienda tener muy en cuenta que cuando las fantasías están acompañadas de unas ganas incontenibles de concretarlas en la realidad, o podrían de alguna manera causarnos daño o a otra persona, si son persistentes, obsesivas, o perturbadoras, e incluso nos impiden seguir adelante con nuestra rutina diaria, es importante consultar con el especialista. Este artículo tiene como finalidad ofrecer información general y educativa sobre temas relacionados con la salud y el bienestar. Sin embargo, esta información no debe ser considerada como un reemplazo del consejo de su doctor ni debe ser utilizada para realizar tratamientos sin supervisión médica. Si usted está preocupado por su salud, siempre consulte a su médico de cabecera u otro profesional calificado de la salud antes de tomar cualquier acción.