El Universal / La Voz de Michoacán Ciudad de México. Por mucho tiempo se creyó que mientras un embrión se desarrollaba dentro del útero de la madre, estaba totalmente a salvo de agentes externos dañinos, ya que el vientre materno es su mayor escudo; sin embargo, diversas investigaciones indican que ciertas situaciones ajenas al feto pueden tener efectos negativos para su salud. Ana Lilia Rodríguez Ventura, académica de la Facultad de Medicina de la UNAM, refiere que existen tres tipos de enfermedades que pueden adquirirse de manera intrauterina. Las enfermedades genéticas, que están codificadas en los genes que por su naturaleza tienen un patrón de herencia y se manifiestan desde la vida en el útero. Las malformaciones congénitas causadas por fármacos, parásitos o virus como la rubeola que pueden ocasionar alteraciones específicas en el organismo. El tercer grupo de padecimientos son los que posiblemente no se manifiesten al nacer, pero a corto, o incluso largo plazo, pueden presentarse; se trata de las enfermedades crónicas no transmisibles tales como la diabetes, adiposidad, cáncer e hipertensión arterial, entre otras. Obesidad, la responsable Sobre las enfermedades crónicas no transmisibles se puede decir que las afectaciones desde el útero se deben a que la mujer embarazada presenta adiposidad u obesidad, es decir, que tiene exceso de tejido graso. Incluso, se ha visto que personas con un índice de masa corporal normal puede tener tejido graso en exceso. Actualmente, el 50% de las mujeres primigestas en México presentan obesidad o sobrepeso, es decir, un índice de masa corporal de 25 o mayor, lo que resulta altamente perjudicial para la madre y su hijo en formación, pues al tener exceso de tejido graso, se vive en un estado de inflamación crónica en todo el cuerpo y en consecuencia la madre tendrá mayor riesgo de padecer diabetes o preeclampsia". Inicialmente, al interior de los vasos sanguíneos del feto se forma una placa de grasa trayendo como consecuencia poca oxigenación o que los residuos tóxicos no se puedan eliminar fácilmente del útero. En estos casos, el bebé podría nacer con cierta deficiencia en sus órganos como el páncreas, los riñones y en general todo su organismo presentaría debilidad y enfermedades crónicas de manera temprana. Los padres también tienen un alto porcentaje de responsabilidad. Se ha demostrado que cuando el padre tiene malos hábitos alimenticios existe una posibilidad importante de que sus hijos sufran diversos padecimientos de forma temprana. La doctora Rodríguez Ventura imparte Embriología Humana en la Facultad de Medicina de la UNAM y también trabaja en el Instituto Nacional de Perinatología, donde bajo el financiamiento del Conacyt y con el apoyo de un equipo interdisciplinario, coordina un programa de prevención en diabetes y adiposidad, con el objetivo de prevenir estos padecimientos y sus complicaciones esperadas. Se trata del programa "Sacbe" (camino blanco en maya), con el cual se ha demostrado que trabajando en equipo dentro de una familia y enfocados a los cambios en el estilo de vida, es posible adquirir hábitos alimenticios saludables. Si alguien está interesado, puede enviar un correo a: sacbenutrición@gmail.com