Pero aunque en las últimas administraciones municipales fue muy evidente el crecimiento de la mancha urbana, el fenómeno no es nuevo, ya que desde la década de los 80 se ha registrado un aumento en la construcción de fraccionamientos en 42.6 por ciento, en muchos casos sin Manifestación de Impacto Ambiental.
En el primer semestre de 2015, el Ayuntamiento encabezado primero por Wilfrido Lázaro Medina y concluido por Salvador Abud Mirabent, autorizó 15 fraccionamientos, en tanto que durante la administración del entonces independiente Alfonso Martínez Alcázar se aprobaron 16 fraccionamientos, 4 de ellos en su último día de gobierno y en la última sesión de Cabildo.
Este fenómeno, presente con mayor intensidad en los últimos 20 años, ha hecho que con el incremento de la mancha urbana a partir de desarrollos habitacionales, el abasto de agua ha venido en decremento y la capacidad del municipio para ampliar las redes hidráulicas que permitan brindar el derecho al líquido de los morelianos también se ha visto diezmada.
Fraccionamientos como Villas del pedregal, Conjunto Tres Marías, Loma Larga, Balcones de Versalles, Villas del Ángel, Valle Escondido, Valle de los Arcos, han sido algunos de los complejos habitacionales que ya han sido intervenidos por los inspectores de la Procuraduría Ambiental de Michoacán por presuntas irregularidades.
Ecocidios inmobiliarios
Muchas zonas que antes fueron bosques y terrenos ejidales que durante generaciones pertenecieron a familias de las tenencias y comunidades rurales fueron arrebatadas por medio de la especulación por las empresas fraccionadoras, que desde hace más de 20 años han convertido en un jugoso negocio la venta de viviendas. El gobierno de Michoacán denunció desde 2019 la situación a la cual atribuyó los principales indicadores de cambio ilegal de uso de suelo con fines de desarrollos habitacionales.
En su momento, el gobernador Silvano Aureoles Conejo denunció casos concretos, como el sur de Morelia, donde se llevó a cabo la rápida construcción de fraccionamientos y hubo prácticamente el “robo” a los ejidatarios locales. Y es que, aseveró, mientras se les pagó a un peso el metro cuadrado a los ejidos, los empresarios que llegaron a esta zona lo vendieron en más de 10 mil pesos, ya como zona habitacional de lujo.
El mandatario michoacano aseguró que se buscaría detener a toda costa que el desarrollo habitacional siga lacerando a los ecosistemas y, sobre todo, dañando a las zonas de recarga de acuíferos.
“Paulatinamente, por una falta de planeación y con intereses económicos, ha crecido la mancha urbana y no hay manera de detenerla. Se va comiendo todo, todo es negocio y ganar dinero y se hacen llamar empresarios exitosos. Con agua, tierra y tractor, cualquiera es agricultor, como las regiones vecinas les dieron la riqueza a los especuladores, hoy se hacen llamar grandes empresarios. Es un esquema diferente, toda la zona aledaña a Morelia la compraron los especuladores, les quitaron a ejidatarios para hacer grandes negocios y a eso le llamamos desarrollo, manifestó el mandatario.”
Pero esto ha sido recurrente, pues luego del desastre del 10 de julio de 2018 en el Cerro del Quinceo, autoridades de la Mesa de Seguridad Ambiental denunciaron que las distintas administraciones municipales habían sido omisas a la hora de entregar y autorizar permisos a empresas constructoras.
Datos de la Procuraduría Ambiental de Michoacán (ProAm) señalan que, durante 2017, en Morelia se registraron 20 denuncias en contra de constructoras, razón por la cual se aplicaron 10 medidas de seguridad, como la suspensión provisional de la obra. La mayoría de las denuncias fueron por parte de ciudadanos.
Para 2018 las cifras no disminuyeron y la dependencia estatal realizó un total de 53 acciones relacionadas con el tema de construcción de fraccionamientos, visitas de inspección, inicios de procedimiento, suspensiones y clausuras, acciones de las cuales 23 fueron procedimientos en contra de las constructoras por irregularidades en los permisos.
Muchos de los desarrollos habitacionales que fueron construidos en Morelia en administraciones pasadas incumplieron con los estudios de Manifestación de Impacto Ambiental, cambio uso de suelo e incluso no se ajustaron a los Atlas de Riesgos.
“Estamos al pendiente de todas las cosas que se hagan mal en Morelia: cuando es un dictamen negativo, lo decimos con toda claridad y no vamos a permitir el uso del suelo en áreas no permitidas”, enfatiza Esteban González Luna.
No más etapas en Villas del Pedregal
En el caso de Villas del Pedregal, el funcionario es tajante: “Es un área en la que no se debió haber dado autorización debido al suelo que tenemos y a la importancia de filtración. Lo que ahorita estamos haciendo es frenar la expansión en toda esa zona de recarga de acuíferos, que es de las más importantes debido a que es malpaís y por ello es de alta filtración. Fue una mala decisión construir en esa zona de Villas del Pedregal”.
En cuanto a la zona aledaña al cuartel de la Guardia Nacional ubicado en ese fraccionamiento, donde desde hace meses se vio maquinaria abriendo camino y que hoy comunica al fraccionamiento con San Nicolás Obispo, el biólogo señaló que esos trabajos obedecen a que en el área, que comprende más de 50 hectáreas que pertenecen al municipio, se habilitará un área de cuidado ecológico.
Pero para frenar la expansión inmobiliaria, actualmente se trabaja en el Plan de Desarrollo Urbano proyectado para estar vigente hasta 2040, lo que permitirá controlar el crecimiento de la ciudad. Y es que, aunque hay muchas áreas de expansión, donde sí es factible edificar fraccionamientos, se construye en otras zonas porque son más baratas y les van a sacar más provecho.
Para reforzar estas acciones se está trabajando con un equipo interdisciplinario compuesto por distintas áreas del Ayuntamiento para evitar vacíos legales, que son lo que facilita la proliferación de asentamientos humanos en zonas no aptas o que más valdría proteger por su importancia ecológica. Por ello se está frenando el crecimiento de la mancha urbana dado que se han urbanizado zonas que ni siquiera tienen agua para sostener a miles de habitantes pero que sí son importantes como ecosistemas. En cambio, a comunidades rurales y tenencias sí se les dan facilidades para el crecimiento pues el impacto es mucho menor.
Por ello, no hay autorización por el momento para más fraccionamientos y las autoridades municipales están trabajando para inhibir el otorgamiento de permisos. Con esto, el funcionario municipal da por hecho que a corto y mediano plazo no se construirán más etapas en Villas del Pedregal.
Sobre este tema, Juan Diego Martínez Rodríguez comentó que el crecimiento de los fraccionamientos sí ha afectado a San Nicolás Obispo porque va perdiendo linderos. “Al quedar junto a Villas del Pedregal, la tenencia va a perder mucho de su terreno”, lamenta.
Para la creación de conjuntos habitacionales, las constructoras compraron terrenos ejidales y de pequeños propietarios, “todo lo que es Villas del Pedregal, Villa Magna, Campo Nubes, Villas de la Loma, La Hacienda, todo eso era de San Nicolás Obispo. Según datos de los ejidatarios, los linderos de San Nicolás llegaban hasta el Cerro de las Flores (en la zona donde hoy es Ciudad Jardín), pasando por Rancho Nuevo, Capula, Tacícuaro y hasta San Juanito. Pero ahorita San Nicolás ha perdido mucho territorio”, señala Martínez Rodríguez.