El Cerro del Águila es propiedad ejidal o privada y los permisos para el aprovechamiento forestal varían para cada uno; sin embargo, existen diversas razones que pueden conducir a un manejo inadecuado, como señala la ONU: la carencia de habilidades adecuadas para la gestión, una gobernanza débil, reglas y expectativas demasiado complejas o un enfoque en los beneficios a corto plazo. Todo ello conduce a la sobreexplotación, la distribución inadecuada de beneficios, la vulneración y falta de reconocimiento de los derechos de las poblaciones locales y a la falta de rentabilidad económica.
Incendios, calor y sequías más extensas
-Hace como 4 años el cerro se quemó muy feo, lo que provocó que haya zonas sin bosque y que muchos troncos aún se perciban quemados y que haya capas de ceniza en la tierra. En el incendio muchos pinos se debilitaron y se empezaron a crear plagas-, cuenta Gil Sosa.
Subiendo por el lado de Cuanajillo Grande, a partir de los 2 mil metros comienzan a verse troncos gruesos y de más de 10 metros con la base del tronco carbonizado. A primera vista pareciera que fueron quemados recientemente, sin embargo, explican que fue a causa de un gran incendio hace 4 o 5 años y que los árboles más robustos lograron sobrevivir, otros se plagaron y unos murieron.
Bulfrano Espinoza cuenta que antes “había quemazones a cada rato, le prendían fuego, pero la misma gente de aquí lo apagaba”. Comenta que a veces venían los de la “forestal” [Cofom], pero que no siempre lograban apagarlo y que se juntaban varios hombres que duraban toda la madrugada controlando el fuego.
“Antes había un animalero, pero ya no, las quemazones los acaban. Había mariposas y pájaros, pero ahora, ¿dónde están? Ya no hay tantos pájaros, cuando yo era chico había pájaros de todos”.
Es sabido que uno de los métodos preferidos por los aguacateros es provocar incendios para el cambio de uso de suelo. Para atacar esta problemática, el plan de Área Municipal de Protección Hidrológica Cerro del Águila estipula que se requiere coordinación entre la Cofom, la Comisión Nacional Forestal (Conafor), la Procuraduría de Protección al Medio Ambiente (ProAm) y Semarnat, cada una aportando programas integrales y contemplando otras áreas, recursos y con un sólido plan a futuro, sin que se vea perjudicado con los cambios de las administraciones.
Michoacán, con menos lluvias y un calor histórico
Espinoza recuerda que, cuando era niño, el cerro era muy húmedo y que esa humedad se sentía al subir, pero que ahora el terreno comienza a resecarse.
En febrero de este 2021, la Conafor y Cofom presentaron sus pronósticos para este año, concluyendo que será un año seco, con menos lluvias y se esperan temperaturas muy altas, por encima del promedio de años anteriores. Michoacán ocupó el tercer lugar en incendios en 2020 con 613 siniestros y ocupa el sexto lugar en el número de superficie afectada, con más de 19 mil hectáreas.
El director de la Cofom, Alejandro Ochoa Figueroa, dijo en conferencia de prensa que se trabaja junto a la Conafor y dependencias que conforman el Comité de Incendios como la SSP, la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena), la Guardia Nacional y Semaccdet, para articular lo que se va a venir en la temporada de incendios. Señaló que se arrancó con un convenio para realizar brechas cortafuegos, herramienta de la que se usará debido a que es una medida con buenos resultados a nivel nacional.
Sin embargo, para el plan municipal que se tiene para el Cerro de Águila no bastaría con que se hagan brechas para impedir la dispersión de incendios, sino que estos caminos también sean aprovechados como salidas de agua, acceso para el aprovechamiento sostenible de recursos, camino para que guardabosques cuiden el área y como acceso a actividades recreativas ecoturísticas, como contempla el plan. Para lograrlo, se insiste una vez más, se necesita coordinación con las distintas áreas como Desarrollo Rural y Turismo, mismas que, a decir de los propietarios, ponen muchas trabas al momento de solicitar algún servicio y no trabajan en conjunto.
Es importantísimo recalcar que el mayor porcentaje del Cerro del Águila continúa conservando su cubierta forestal y por lo tanto sus procesos evolutivos, por lo que resulta urgente proteger la zona para que no siga perdiendo más extensión.
Estudios recientes del Inirena, dependiente de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, revelan que la temperatura en el estado ha aumentado hasta 2 grados centígrados, incluso en zonas que van de 2 mil 66 a 3 mil metros sobre el nivel del mar. Para ponerlo en perspectiva, cabe señalar que los datos hasta el 2017 indicaban una estimación de incremento de apenas 0.8 grados respecto a la media histórica.
En entrevista con el reportero Arturo Molina, de esta casa editorial, el doctor Cuauhtémoc Sáenz, investigador del Instituto de Investigaciones de los Recursos Naturales (Inirena) e integrante del Consejo Consultivo de Cambio Climático en la entidad, señaló que si bien se trata de 2 grados en la temperatura en las regiones más elevadas de todo el estado, esto se puede contextualizar también en zonas bajas, como Tierra Caliente, y centros urbanos, como Morelia, donde las oleadas de calor son cada vez más recurrentes e intensas.
Entre las afectaciones que estas variaciones han causado, se encuentra el que especies forestales del municipio de Morelia, como pin os y encinos, presentan estrés para sobrevivir en zonas de donde son endémicas, y es que cada vez necesitan de más altura para poder adaptarse a los suelos.
Para corroborar esto, el Instituto de Investigaciones en Ecosistemas de la UNAM Morelia realizó estudios en el Cerro del Punhuato con encinos y demostró que los encinos ya hay que plantarlos a mayor altitud justamente porque en el cerro se combina el cambio climático con el cambio de calor de la ciudad, por el pavimento y los vehículos.
Y es que en Morelia se han registrado incrementos sostenidos en la sensación térmica de los últimos años y periodos cada vez más largos de calor y sequía. Los termómetros en temporada de calor han alcanzado hasta los 33 grados centígrados, superando los récords históricos de calor que eran de entre 30 y 31 grados centígrados.
Esta situación es propiciada por el crecimiento de la mancha urbana, el aumento de automotores y la deforestación, al cambiar zonas forestales por huertas de aguacate, como ha pasado en el Cerro del Águila, o la edificación de fraccionamientos.